Digital Extremadura
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Indianapolis Motor Speedway.

Indianápolis, EE.UU. 350.000 espectadores.

Fernando es el mejor. Cuando pasen los años será recordado como un piloto legendario. No es cuestión de títulos o victorias. Es talento y magia.

Lo único que no pudo ensayar Fernando en los entrenamientos fue la salida. En la Indy, son lanzadas. Hay que acelerar el coche en el momento justo. Si te adelantas te sancionan y si te retrasas te pasan como cohetes. Fernando no arriesgó y tardó un pelín, unas centésimas, en acelerar a tope su bólido. Perdió varios puestos. Lo normal. Perfecto. Sin sanción y en la lucha.

Lo que nos dejó boquiabiertos fue lo poco que tardó en adelantar a todos los que tenía por delante. 30 vueltas. Faltaban 170 giros a ese endiablado óvalo y Alonso mandaba. Estaba viendo la carrera por la ABC (como hice con todos los entrenos) y los periodistas americanos estaban alucinando con el piloto español. Halagos y exclamaciones de asombro se repetían sin parar. Y no era para menos.

¿Por qué estaba Fernando Alonso jugándose la vida de esa manera en Indianápolis? Sí, literalmente arriesgando el pellejo. Podía ir a cobrar y punto. O ya puestos, ni ir. Para qué. Es campeón del mundo de Fórmula 1 y millonario. Si no me creéis mirad las repeticiones de los accidentes. Ya hay que tener valor para salir de un rebufo a 400 por hora y adelantar en las rectas con monoplazas volando por todas partes y ese muro tan cerca. Pero a eso, hay que añadirle las maniobras de un piloto de Fórmula 1 y el inmenso talento de Fernando.

Como os contaba, hay que ser valiente para adelantar en las rectas, pero buscar salir de la aspiración del bólido de delante en una curva y adelantar por fuera a 350 km/h… no encuentro las palabras. Ni yo ni los comentaristas de la ABC que gritaban con las maniobras del asturiano. Solo se me ocurre esta: ANTOLÓGICO.

El devenir de una carrera de Indy en óvalo cumple siempre el mismo guión. Accidentes va a haber, por lo que banderas amarillas y coches de seguridad son de lo más normal. La clave de una carrera tan larga es llegar a la parte final de la misma en situación de luchar por la victoria. Y Alonso lo había conseguido. Había solventado las diversas situaciones de carrera con maestría. Adelantaba y le adelantaban en la zona noble de la prueba, evitando en lo posible los accidentes. Nunca estuvo por debajo del décimo puesto.

Atacaba la parte final de la carrera en la novena posición. Alguno pensaba que un poco lejos. Yo no. Sale a relucir el hambre ganador de este piloto campeón. Empieza a adelantar pilotos. Uno por vuelta para ser exactos. Era el que menos frenaba. Octavo, séptimo, sexto. ¡Qué emoción! A menos de 4 segundos de la cabeza. ¿Podía ganar? ¡Podía ganar! “Que viene Fernando”, exclamaban los periodistas americanos. Yo estaba de pie gritando “¡vamos, vamos!” Y…

Un humo blanquecino apareció por la parte trasera de su McLaren Honda Andretti. No se recupera. Cada vez va más despacio. Se para. Fernando sale del coche. Desolación. A todo esto, Takuma Sato (efectivamente, aquel loco nipón que las liaba parda en la F1 hace una década) iba remontando siguiendo la estela de Fernando. Su motor Honda sí aguantó su empuje final y consiguió pasar el primero por la línea de ladrillos. Oriol Serviá también estuvo cerca de la victoria pero un accidente múltiple al final le privó de la lucha. También hizo una gran carrera.

05 29 Sato With BorgWarnerTrophy V2

Alonso demostró que es el mejor. En Estados Unidos se han rendido a él. Le quieren a toda costa en más carreras de Indy Car pero de momento no va a ir. Es cabezón, como buen asturiano, y quiere volver a ganar en la Fórmula 1 que al fin y al cabo es la competición con los coches más rápidos y más avanzados. Eso sí, la puertas de la Indy las tiene abiertas de para en par y a Indianápolis volverá.

Sobre todo si coincide con el aburrimiento de Mónaco. En el principado se corría otra mítica prueba de coches unas horas antes. La Fórmula 1 desde hace tiempo es aburrida allí. Nadie se adelanta. Si no llueve, es un coñazo total. Mucho yate y muchos guapos pero nada más. Ganó Vettel que se distancia de Hamilton en el mundial. Carlos Sainz quedó en una gran sexta posición. Los dos McLaren abandonaron. Honda se ha cubierto de gloria el pasado domingo. Gracias Fernando. Por hacernos disfrutar. Por acercar a España esta carrera de coches mítica y espectacular. Por hacernos creer en tu victoria y por demostrar al mundo que eres el mejor. Clasificación de las 500 millas. 

Próxima estación: GP Canadá de Fórmula 1.

Clasificación de Las 500 millas de Indianápolis.

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