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Consumir más información no significa estar mejor informado

OPINIÓN
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Las elecciones estadounidenses tendrán lugar en tan solo una semana y el debate sobre las consecuencias que pueden tener las noticias falsas en los resultados electorales sigue ferviente. El actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue quién llevó la expresión fake news (noticias falsas) en 2019 a los oídos de todo el mundo para calificar así a las informaciones que le perjudicaban.

A pesar del uso político que se le ha dado a la expresión, es incuestionable que existe gran cantidad de información falsa en internet que se difunde a gran velocidad a través de las redes sociales. Con la pandemia provocada por la covid-19 se han multiplicado la proliferación de bulos, sobre todo de aquellos relacionados con el origen de la enfermedad y con posibles curas. La difusión de estas informaciones falsas puede provocar graves consecuencias no solo a nivel individual, las sociedades necesitan individuos bien informados y críticos, capaces de navegar entre el mar de sobreinformación que inunda internet y los medios de comunicación.

Según el Eurobarómetro de otoño de 2018 sobre opinión pública en la Unión Europea, el 76 % de los europeos cree que las noticias falsas son un problema para la democracia en general. Las fake news nos preocupan. Ahora queda preguntarse qué se puede hacer a nivel individual. En primer lugar, es imprescindible contrastar las informaciones en diferentes fuentes, si han sido recogidas en numerosos medios y sitios web que conoces, es más probable que sean fiables (aunque no siempre se cumpla esta condición). Además, es necesario leer más allá del titular de las noticias para así contextualizar la información.

Por otro lado, es recomendable desconfiar de noticias que están destinadas a provocar una fuerte reacción emocional en los usuarios, en ocasiones suelen ir acompañadas de una gran cantidad de adjetivos y de un lenguaje más coloquial. Además, debemos ser activos a la hora de informarnos, es recomendable consultar diferentes fuentes como periódicos, revistas y documentales y no esperar a que las noticias lleguen a nosotros.

Es importante tener en cuenta el fenómeno del “sesgo de confirmación”, una tendencia que provoca que las personas tiendan a buscar puntos de vista que respalden sus ideas preconcebidas. Por eso es esencial que consumamos información que a priori va en contra de nuestras opiniones previas. Asimismo, tendemos a creer más las informaciones que nos comparten nuestras personas de confianza, con lo que cuidar lo que difundimos mejorará la calidad del contenido que consume nuestro entorno más cercano.

En definitiva, estar bien informado requiere esfuerzo, pero es una responsabilidad que todos deberíamos asumir para construir una sociedad más crítica y menos exaltada. Donde las conversaciones sean un lugar para llegar a un punto en común y no un espacio donde todos esperan tener razón.

 


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