Rubiales no podrá cobrar la parte proporcional de su sueldo de 371.000 euros anuales (netos) como presidente de la RFEF ni tampoco de los 250.000 euros que percibe de la UEFA. Como detalló la Comisión Disciplinaria de la FIFA, está apartado de «toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional», lo que supone el equivalente a un suspensión de empleo y sueldo.
Además, la Federación también deja de pagarle el plus de 3.000 euros al mes para gastos de alquiler de vivienda, muy polémico porque desde 2019 Rubiales tenía fijada su residencia en Madrid, y le impide hacer uso del coche y el chófer oficial. La última vez que el presidente suspendido lo utilizó fue para acudir a la Asamblea el pasado viernes.
Está obligado a devolver todos los dispositivos electrónicos costeados por la Federación que pueda tener por su condición de presidente. Eso incluye ordenadores personales, tablets y teléfonos móviles.
Como presidente, dispone de un seguro que cubre la asistencia legal y que podría activar porque los hechos en los que está implicado ocurrieron en el ejercicio de su cargo.