Cubo de Tierra del Vino, una localidad zamorana de apenas medio millar de habitantes, ha sido protagonista de la detención de un peligrosos narcotraficante. Allí, oculto bajo una identidad falsa y con un perfil social casi invisible, fue localizado como prófugo de la justicia. Se trata de un miembro del conocido “Clan de los Hilarios”, condenado a 13 años de prisión por delitos de tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas y blanqueo de capitales.
Este hombre, cuya identidad responde a uno de los rostros más buscados tras la operación Aqueronte en 2015, había logrado eludir la acción de la justicia durante casi una década. Entonces, en un golpe contra este clan familiar con ramificaciones en varias provincias del oeste español, fueron detenidas 20 personas, todas implicadas en una red que movía droga, armas y dinero a gran escala.
La Audiencia Provincial de Cáceres dictó en su momento una orden de busca y captura, pero durante años, las pistas se esfumaron. Hasta que en el marco de la operación García, y gracias a un minucioso trabajo de investigación y vigilancia en entornos rurales de baja densidad, los agentes lograron dar con su paradero.
La Guardia Civil llevaba tiempo peinando pueblos aislados donde el entorno familiar del prófugo le ofrecía cobertura y refugio. En Cubo de Tierra del Vino, su bajo perfil no despertaba sospechas, pero los investigadores ya habían aprendido a mirar donde otros no miran. Con un operativo discreto pero firme, se ejecutó su detención, pese a la resistencia que él y sus acompañantes ofrecieron al verse rodeados.
El detenido es cuñado de otro miembro destacado del clan, que protagonizó una sonada fuga de la prisión de Villanubla (Valladolid) y cuyo paradero, a día de hoy, sigue siendo un misterio. Además, según fuentes del caso, el “Clan de los Hilarios” habría estado vinculado recientemente con un violento tiroteo en Plasencia entre clanes rivales, un suceso que conmocionó a la opinión pública por la trágica muerte de una niña de dos años.