Creacion de adan

Dios nos ha salido al encuentro

RELIGIÓN
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Hace un par de semanas aclarábamos cómo a través de los recursos propios de la razón natural y con un ejercicio sincero de lógica, podemos llegar a la existencia de Dios. En esta misma reflexión afirmábamos también que la dimensión religiosa desde siempre ha formado parte del hombre.

Efectivamente, desde la antigüedad vemos que los diferentes pueblos llevaban a cabo sus propias celebraciones, tenían sus propias divinidades, o practicaban diferentes cultos, según sus necesidades de lluvia, de caza, o antes de acometer una batalla. Ante esta pluralidad de realidades podemos preguntarnos: “En materia religiosa ¿todo vale?”. Afortunadamente, no. Solo vale una cosa: la verdad. Acercándonos a la historia de las religiones, encontramos dos caminos por los que el hombre ha entrado en contacto con Dios.

La gran mayoría consisten en búsquedas diversas que hace el hombre de Dios, ya sea en elementos naturales como el fuego, la tierra o el agua, ya en su propio interior a través de la meditación, la posición corporal, el silencio, etc. De esta manera tanto las tribus primitivas como las civilizaciones griega o romana e incluso la cultura oriental han seguido este camino: el hombre es quien, después de darse cuenta de esta realidad sobrenatural, se esfuerza por buscar y encontrar a Dios.

Pero la alegría del creyente cristiano supera al resto con creces, porque nuestra fe no se sostiene en una divinidad a la que intentamos llegar con dificultad, sino que Dios mismo ha salido a nuestro encuentro. ¡Dios mismo! Algo que veremos con mayor profundidad cuando llegue el momento es que tiene que haber un motivo por el que Dios haya creado el mundo, un fin perfecto que le haya movido a ello. El gozo del cristiano es saber que ha sido por amor, por amor de Dios para contigo. Pero bueno, quizá me esté adelantando.

Como iba diciendo, en Dios Creador, ser infinitamente perfecto, no cabe el olvidarse de su criatura. En tal caso estaríamos dejando paso a la imperfección en Él. Lo más puro y perfecto es esa unidad entre Creador y criatura. Pero ¿qué hacer si es la criatura la que ha olvidado al Creador? Ese es el motivo por el que Dios se revela, porque no soporta que estemos lejos de Él. Pero cuidado, no es una actitud egoísta de Dios, sino que Él solo quiere nuestra felicidad. Al igual que Dios Creador manifiesta su perfección creándonos, el hombre solo puede alcanzar su plenitud en unión con Él.

Esta relación Creador-criatura es muy profunda y preciosísima, por eso me gustaría que quedase bien clara para que comprendamos la grandeza de que Dios haya salido a nuestro encuentro. Dios ya es perfecto de por sí, y de su perfección procede nuestra vida. Él quiere transmitirnos su vida, es decir, que podamos vivir también nosotros en esa perfección divina. Pero el factor clave en esta intención suya es nuestra libertad. No serviría de nada que nos hubiera creado sumisos, obligados a servirle. Es precisamente porque Él no quiere esclavos, quiere amigos. Por eso Dios se revela, para hacernos felices. Después de que nuestros padres, precisamente utilizando su libertad, se separasen de Él, Dios no nos dio por perdidos. Quiso construir una historia de amor con el género humano, primero a través de un solo pueblo y mediante su manifestación a Abraham, y después a través de la persona de Jesucristo, su Hijo, en quien está la plenitud del amor de Dios.

Es realmente triste que el mundo le quiera presentar como un personaje histórico, lejano, incluso a veces mitológico, cuando en realidad es Dios que se entregó en una cruz por amor a ti. En un breve artículo es difícil explicar por qué esto hubo de ocurrir. Es algo a lo que realmente vale la pena acercarse, pero tendrá que ser la semana que viene. Hasta entonces, el Escriba.


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