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Dolor y clamor para exigir justicia tras el sangriento y luctuoso tiroteo en Plasencia

Plasencia, 1 de abril de 2025 – En la barriada placentina de San Lázaro, el eco de los disparos ha dado paso a un profundo silencio, solo roto por el llanto de una familia destrozada. La muerte de una niña de dos años y las heridas sufridas por una mujer de 25 han sacudido a toda la ciudad, que aún trata de asimilar la tragedia. Nueve detenidos han pasado ya a disposición judicial, mientras la investigación sigue su curso y no se descartan más arrestos.

El delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, ha señalado que el caso está en manos del juzgado, que determinará los próximos pasos. «Se ha puesto en marcha un trabajo minucioso por parte de los especialistas de la Policía Nacional para reconstruir los hechos y analizar las armas encontradas», explicó. La complejidad de la investigación es evidente: múltiples disparos, inspecciones oculares y un vehículo recuperado que podría aportar nuevas pruebas.

El funeral de la pequeña coincidió con la puesta a disposición judicial de los detenidos, un reflejo de la crudeza de los tiempos que atraviesan los familiares. En el barrio, la consternación se mezcla con el miedo. «Nadie debería morir así, y menos una niña», comenta con voz entrecortada un vecino que conocía a la familia. Otros claman justicia, piden seguridad y temen represalias.

Hay que destacar que el enfrentamiento a fuego cruzado fue entre ‘Los Hilarios’ y ‘Los Loletes’, dos clanes de Plasencia y que la pequeña fallecida pertenecía a ‘Los Limpia’, que nada tenían que ver en el conflicto que originó esta batalla campal: “La hemos pagado los que no tenemos la culpa, que le han metido dos tiros a una bebé a bocajarro”, decía la tía de la niña fallecida.

Pero ¿cómo pudieron tener acceso a las armas? La familiar de la pequeña fallecida explica que es muy común que las haya en este territorio: “Aquí todo el mundo tiene armas. Discutes con uno y lo primero que hace es sacarte el arma y tirotearte. No sé dónde las comprarán”.

Las autoridades han asegurado que la vigilancia en la zona se mantiene dentro de los protocolos habituales. Sin embargo, los vecinos exigen más protección y que hechos como este no vuelvan a repetirse. «San Lázaro siempre ha sido un barrio humilde, pero nunca habíamos visto algo así», afirma una mujer que observa la calle aún marcada por la tragedia.