Rómulo Peñalver, 20 de abril de 2025.- El incienso dio paso al azahar. Y las marchas fúnebres, al júbilo desbordado. Extremadura ha vivido este domingo uno de los momentos más esperados del calendario litúrgico: el Domingo de Resurrección, esa jornada que pone fin a la Pasión y abre paso a la esperanza.
Desde las primeras horas de la mañana, las calles de ciudades como Cáceres, Badajoz, Mérida, Plasencia, Zafra y Villanueva de la Serena se han llenado de vida, flores y campanas al vuelo. La noche, aún con el eco del silencio del Sábado Santo, fue poco a poco dejando paso al color blanco de los mantos, a los niños vestidos de monaguillos y a los aplausos espontáneos cuando la imagen de Cristo Resucitado asomaba por las portadas de las iglesias.
En Cáceres, la plaza de San Mateo vibró con la salida del Resucitado de la Cofradía de la Soledad, que rompió la solemnidad de días anteriores con una procesión luminosa y alegre. El momento del encuentro con la Virgen de la Alegría, entre pétalos y palmas, fue pura emoción: un pueblo que vuelve a respirar tras la congoja de la cruz. El repicar de campanas sustituyó al redoble del tambor. El duelo se convirtió en celebración.
En Badajoz, la procesión del Resucitado se convirtió en un canto comunitario. Las familias, muchas de ellas con los más pequeños en brazos, llenaron las aceras mientras el paso se abría camino entre aplausos, al son de una banda que dejaba atrás las notas menores y abrazaba la música de la resurrección. La Virgen, vestida de blanco, avanzaba ligera como si flotara sobre la alegría compartida.
También en Mérida, donde la historia y la liturgia se dan la mano, el Resucitado cruzó los vestigios romanos con la serenidad de quien vence a la muerte. En el Arco de Trajano, los fieles aplaudieron emocionados, sabiendo que ahí no hay piedra antigua que no conozca el peso del alma ni lágrima que no merezca redención.
En Zafra, el encuentro entre la Virgen y su Hijo resucitado volvió a ser uno de los momentos más intensos y queridos por los vecinos. Se respiraba un aire de tradición sencilla, de pueblo que cree, canta y se abraza.
Y en Villanueva de la Serena, la emoción se desbordó con La Carrerita, una de las manifestaciones más singulares y conmovedoras de la Semana Santa extremeña. A las 9 de la mañana, y entre la expectación contenida de miles de vecinos, la imagen de San Juan corrió calle arriba al encuentro de la Virgen de los Dolores, enlutada aún, a la espera del anuncio de la Resurrección. Tras la breve y vibrante carrera, el pueblo estalló en júbilo cuando la Virgen, ya sin manto negro, avanzó entre vítores hacia su Hijo Resucitado. Lágrimas, aplausos y pétalos en el aire hicieron del momento un estallido de emoción colectiva que no se explica, solo se vive.
Imagen: Encuentro Feliz en la Plaza Mayor de Cáceres.