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¿DÓNDE ESTÁ DIOS? ¿Y EL DIABLO, DONDE ESTÁ EL DIABLO?

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Leemos con frecuencia a quien escribe imputando a Dios todas las desgracias del mundo, dando por supuesto que es su divina voluntad la que nos da o nos quita huracanes, guerras, injusticias o epidemias como la que ahora padecemos.

Claro como la gente ha olvidado las enseñanzas y la práctica de la religión escribe con ligereza simplista como si todo se pudiese reducir a un ser supremo que con su dedo índice da y quita gracias y desgracias, pero no es así.

Si antes de escribir de lo que parece saberse poco se repasase la doctrina de las Iglesias, no sólo de la verdadera sino de otras muchas, se sabría que el ser humano como portador de una esencia espiritual que trasciende de su realidad material es poseedor de algo que se llama el libre albedrio, que resumidamente viene a ser el derecho que tiene de elegir, de decidir y de equivocarse. No es Dios quien trae la inundación, sino los malos gobiernos y la corrupción de los hombres, y de las mujeres, que no ejecutaron las obras para impedirlas; no es Dios quien trae las guerras, sino los hombres, y las mujeres, que las provocan con su interés y su ambición; y no es Dios quien trae las epidemias, sino los experimentos y las malas políticas sanitarias de nefastos gobiernos de hombres y de mujeres.

Pero además como ya no se cree en Dios, aunque se le achacan todos los males -Si existe un Dios bondadoso mi amigo no hubiese muerto-  no hombre, o mujer, Dios no tiene nada que ver en la muerte de tu amigo que se ha visto sometido a un proceso degenerativo celular, llámese cáncer, muy posible en los seres humanos en determinadas condiciones; pero insisto como ya no se cree en Dios, tampoco se cree en el Diablo, que existe y hace sus maldades con tanto acierto que estas se le imputan a Dios en un ejercicio nada desdeñable de marketing: existo pero se olvidan de mi; intervengo pero la culpa es de otro.

Por eso todos esos quejosos de Dios deben recordar antes de hablar que también hay Diablo y que es malo con avaricia, tanto como podamos pensar.

No obstante Dios puede intervenir y algunas veces lo hace, a esas manifestaciones que resuelven imposibles se le llaman milagros, pero esa ya es otra historia.

Imagen: bbc.com


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