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El amor no tiene olvido, Desiderio y Soledad, juntos hasta el final de sus días

Rómulo Peñalver, 18 de febrero de 2025.- Desiderio y Soledad han compartido toda una vida. Ocho décadas de recuerdos, de risas compartidas, de pequeñas discusiones por el café demasiado caliente o las cartas mal barajadas. Su amor ha resistido el paso del tiempo, pero ahora se enfrentan al desafío más cruel: el olvido. Ambos, con Alzheimer, han luchado no solo contra la enfermedad, sino contra la posibilidad de ser separados en el ocaso de sus vidas. Sin embargo, el esfuerzo de su hijo y el respaldo de miles de personas han cambiado su destino.

José Hernández, su hijo, no se resignó a que sus padres fueran separados en distintos centros de mayores. Con una firmeza que solo el amor puede sostener, inició una petición en la plataforma Change.org que reunió casi 90.000 firmas. No pedía nada imposible, solo justicia para quienes han construido juntos una historia que no merecía ser interrumpida por la burocracia. La respuesta de la Junta de Extremadura no tardó en llegar: Desiderio y Soledad tendrán una plaza conjunta en una residencia en un plazo máximo de quince días.

“Lo importante es que estarán juntos y se despertarán en el mismo lugar”, confiesa José con un alivio que se entremezcla con la emoción. Ha sido él quien ha cuidado de ellos hasta ahora, viendo cómo sus manos, antes firmes, empezaban a dudar al abrochar un botón, y cómo las palabras se volvían esquivas en los labios de su madre. Ahora, aunque lejos de su hogar en Plasencia, podrán seguir dándose los buenos días sin miedo a que la memoria se los robe del todo.

El caso de Desiderio y Soledad ha puesto sobre la mesa una realidad que afecta a muchas familias. La separación de parejas mayores en centros residenciales es una sombra que pesa sobre quienes, después de décadas juntos, se ven forzados a despedirse sin certeza de un reencuentro. José lo tiene claro: “Esto no es solo por mis padres, sino por todas esas parejas que, después de una vida juntas, merecen seguir caminando de la mano”.

La Junta de Extremadura ha garantizado que, en cuanto sea posible, intentarán trasladarlos a Plasencia, más cerca de su entorno.

Pero la batalla de José no termina aquí. Su propósito es que la normativa cambie y que ningún matrimonio vuelva a enfrentarse a esta separación injusta. “Hay que adaptar la ley para garantizar que, igual que hacen ya otras comunidades, Extremadura tenga en cuenta siempre los lazos familiares a la hora de asignar residencias públicas”.

En un mundo donde las historias de amor suelen quedar relegadas a la juventud, Desiderio y Soledad nos recuerdan que el amor verdadero no tiene edad ni memoria, pero sí un anhelo inquebrantable: estar juntos hasta el final. Gracias al empeño de su hijo y al apoyo de miles de personas, su historia no terminará en dos habitaciones separadas, sino en la calidez de una misma estancia, donde los años, la enfermedad y la vida solo serán un telón de fondo para lo que realmente importa: el amor que no olvida.