Paco de Borja
Crónica desde el alma verdiblanca
Una noche para no olvidar. Un ascenso para recordar toda la vida.
¡ A Primera, oé, a Primera, oé, a Primera, oé, A Primera, oé, oé!
Cáceres, 1 de junio de 2025.- El Cacereño escribió este sábado 31 de mayo de 2025 en el Príncipe Felipe, la página más gloriosa de los últimos tiempos. Con un 5-2 arrollador ante el Estepona, el equipo verdiblanco selló su ascenso a la Primera Federación, desatando una auténtica marea de alegría en toda la ciudad. Fue fútbol, fue emoción, fue épica… pero, sobre todo, fue cacereñismo en estado puro.
La fiesta comenzó en el césped
Desde el primer minuto, el Príncipe Felipe rugía. Casi 8.000 gargantas empujaban cada balón, cada carrera, cada ocasión. El equipo respondió con lo que tenía que hacer: fútbol ofensivo, coraje y determinación. Un vendaval de goles y juego que hizo estallar al estadio una y otra vez.
El Estepona, digno rival, se vio sobrepasado por la intensidad y el alma de un Cacereño que sabía que esa noche no podía fallar. Era la noche. La nuestra. La que se soñaba desde hace años. La que tantas veces se rozó con los dedos y se escapó. Esta vez no. Esta vez fue verdad.
De vuelta a donde merece
Con el pitido final, el Príncipe Felipe se convirtió en una catedral verdiblanca. Abrazos, lágrimas, bufandas al viento y una palabra flotando en el aire como un canto colectivo: ascenso.
El vestuario fue una locura de felicidad, con los jugadores alzando el nombre de Cáceres como un trofeo. Pero la verdadera celebración estalló en las calles del centro de la ciudad. Cientos de cacereños se unieron para gritar que el Cacereño ha vuelto. Banderas, cláxones, cánticos, y una marea verde avanzando desde el Príncipe Felipe hasta Cánovas.
Una ciudad unida por un sentimiento
No era solo fútbol. Era identidad. Era orgullo. Era memoria de los que ya no están, de los que soñaron con volver a ver al Cacereño arriba. Era una promesa cumplida a una afición leal que nunca abandonó.
La ciudad se volvió una peña gigante, y hasta altas horas de la madrugada, el grito se escuchaba como un eco que nacía en el corazón:
¡Aúpa Cacereño! ¡Ra, ra, ra!
Una victoria que trasciende
El Cacereño no solo ganó un partido. Ganó el respeto de todo el fútbol y el ánimo y la pasión de una ciudad, porque YCáceres, tantas veces en la sombra, tuvo esta vez su noche de luz. La Primera Federación no solo gana un club histórico, gana una afición única, una ciudad que sabe lo que es amar el fútbol con dignidad y pasión como lo demostró, una vez más, en la noche de este sábado, coincidente con las Ferias y Fiestas de san Fernando, que se viven y saborean intensamente cada mayo.
Detrás de este logro hay nombres propios y colectivos que merecen todo el aplauso: el presidente Carlos Ordóñez, incansable y comprometido, que ha guiado al club con determinación y cabeza; la junta directiva, que ha creído en este proyecto incluso en los momentos difíciles; el cuerpo técnico, con Julio, Julio Cobos Cobos – como han gritado sus jugadores – al frente, que ha dirigido con seriedad, constancia y un plan claro desde el primer día; el personal del club, que trabaja en la sombra pero es indispensable para que todo funcione; y, por supuesto, los jugadores, verdaderos protagonistas de la hazaña, que han derrochado ímpetu, calidad y esfuerzo jornada tras jornada.
Y cómo no, la afición. Esa hinchada que nunca dejó de creer, que llenó el estadio, las calles, las redes, los corazones. Una ciudad entera, Cáceres, volcada con su equipo, abrazando su escudo, latiendo al ritmo de cada gol.
Enhorabuena, Cacereño. Enhorabuena, Cáceres.
Ahora, que empiece el sueño. Porque el ascenso es solo el principio.
Y el corazón verde, hoy, late más fuerte que nunca.