El Complejo Gran Buda, un proyecto de la Fundación Lumbini Garden, se construirá finalmente en terrenos privados cerca de la carretera de Badajoz, en la zona del Cerro Romanos. Este cambio de ubicación se produce después de descartar el Cerro Arropez, una zona de especial protección de las aves (ZEPA).
La nueva ubicación se encuentra en los terrenos alrededor del Cuarto Roble y Las Corchuelas, un valle entre el Cerro Romanos y la Mina de San Salvador, según informó el alcalde de Cáceres, Rafael Mateos.
El alcalde explicó que el proyecto estaba encallado debido a que el Cerro Arropez no cumplía con los mínimos requisitos urbanísticos para hacerlo viable. Además, existían otras limitaciones, como los derechos mineros en el emplazamiento, que hacían prácticamente insalvable la posibilidad de desarrollar el macrocomplejo budista de forma completa en Arropez.
Mateos concluyó que la mejor solución era que la fundación buscase y adquiriese terrenos alternativos para el proyecto. También señaló que, según informes previos, la cesión de los terrenos en el Cerro Arropez “no podía ser superior a 30 años, un lapso temporal que hace inviable el desarrollo de este macroproyecto».
El concejal de Urbanismo de Cáceres, Tirso Leal, colaboró en la búsqueda de la nueva ubicación, junto con técnicos de la fundación. Mateos recalcó que el proyecto tendrá que ser completo y albergar “todo aquello que se comprometió con la ciudad, comenzando con la construcción de una gran estatua de Buda.»
Ricardo Guerrero, director de relaciones institucionales de la Fundación Lumbini Garden, intervino en la rueda de prensa para expresar que, aunque su apuesta es seguir en Cáceres, frente a los inversores de Asia deberán “volver a levantar lo que, de alguna manera, se ha caído debido a la espera”.
Guerrero pidió cautela, advirtiendo que » si hasta ahora ha sido muy difícil, lo que queda por hacer lo será más porque la situación ha cambiado”. Recordó que el planteamiento inicial suponía la “donación de unos terrenos públicos por parte de la administración española”, mientras que ahora deberán comprarse unos privados.
Guerrero señaló que la administración española tiene “la obligación, de alguna manera, de facilitar el establecimiento de instituciones, organizaciones, proyectos que tengan que ver con religiones minoritarias”. Añadió que “el budismo está reconocido en España desde el año 2007 como una religión de claro arraigo”.
Este proyecto, que “será posiblemente el complejo budista más importante de occidente”, representa para él mucho más que una mera iniciativa religiosa. Tiene muchas vertientes, como la posibilidad de intercambios universitarios entre Asia y la región, o la atención a practicantes del budismo procedentes del continente asiático.