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En un enero invernal, terrible de frío helador, se nos han ido varios seres queridos, de esos que te dejan huella indeleble. Entre ellos el genial artista Pere Pagès, felizmente esposo de nuestra prima hermana Fany Galán Gutiérrez, con la cual ha estado la mayor parte de su fecunda vida.

Pagès  ha sido uno de esos pintores que dejan una llamativa impronta a considerar en el universo del Arte catalán, español y universal. Para él había tres focos esenciales que iluminaron su vida y su obra, Cataluña, París-Normandía y Extremadura.

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Guerrero, de Pere Pàges, una de las obras más significativas del pintor catalán.

La  comunidad catalana fue el lugar de su nacencia, de su infancia, del inicio de su creatividad, esa que exhalaba por todos los poros de su cuerpo, y en concreto Barcelona, donde nació en 1934, año histórico donde los haya, ya que el 6 de octubre tuvo lugar la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española por parte del presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys. Y Pere se acaba de ir a la Eternidad en un año, 2023, en el cual se quiere conseguir el referéndum «pactado» con el Gobierno de España. Cuanto menos, curioso.

Pagès era trilingüe, castellano, catalán, francés, se formó como abogado pero dedicó su vida a la pintura, en donde fue creciendo paulatinamente, al albur de maestros como Xunquera, Prada, Arroyo o Rafols Casamada, pero marcando un estilo y una forma de crear modelos, motivos y personajes muy identificativos de su personalidad. He ahí los guerreros, uno de ellos ilustra esta crónica-obituario, a los que le daba y transmitía un halo de melancolía, superando la oscuridad con la transmisión de fortaleza ante los avatares de la existencia.

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Pere Pàges. DEP.

París fue el leitmotiv de Pere Pagès para alcanzar el éxito y el culmen de su inspiración y formación humanística y artística, pero sin obviar Normandía, región indiscutible con su sororidad y belleza, con paisajes increíbles de acantilados vertiginosos, preciosos pueblos marineros y por tener una de las maravillas del mundo, el Mont Saint-Michel. En » su Normandía», donde tenía una propiedad, dio rienda suelta a sus lienzos e ilustraciones agavillando una obra, premiada en varias ocasiones, y cuyas muestras se encuentran en museos como el de Historia de Hospitalet o en de Arte Moderno de París, junto a estrellas como Vila Casas, el ya citado Casamada o Eduardo Arroyo y Picasso, entre otros.

Y Extremadura. El lugar de nacencia, crecimiento y juventud de su inseparable Fany Galán Gutiérrez, con la que en el mejor tramo de su vida, Pere Pagès revitalizó su obra, su imaginación y existencia hasta sus últimos días. Una comunidad que visitó y vivió intensamente, en la que expuso su obra en la Sala de Arte El Brocense de Cáceres, y que junto a Barcelona, París, Normandía, conformaron el totum revolutum de la vida de un artista genial, que será bien recordado por los que amamos la pintura y en arte en general.

Pere Pagès se nos ha ido a quienes le conocíamos, estimábamos y admirábamos pero siempre quedará en nuestro recuerdo y corazón. Nos preciamos de tener y lucir obras suyas y siempre que las miremos, y admiremos, aparecerá su sonrisa y su pícaro gesto de hombre culto, versátil y lleno de inquietudes, divertido conversador, un » tipo del Renacimiento «, ejemplo de savoir-faire, savoir-être, cuya existencia se puede resumir en un impresionante poema del exquisito Miquel Martí i Pol , «Un día estaré muerto» de su obra Paraules al vent:

Un día estaré muerto
y aún quedará la tarde
en la paz de los caminos,
en los verdes sembrados,
en los pájaros y el aire
quietamente amigo,
y en el paso de esos hombres
que desconozco y que amo.
Un día estaré muerto
y aún quedará la tarde
en los ojos de la mujer
que se acerca y me besa,
en la música antigua
de cualquier tonada,
o aún en un objeto,
el más íntimo y claro,
o puede que en mis cuadros.
Decidme qué prodigio
hace a la tarde tan dulce
y tan intensa a la vez,
y a qué prado o a qué nube
he de atribuir mi gozo;
porque me sé perdurable
en cuanto me rodea,
y sé que alguien, en el tiempo,
conservará mi recuerdo

 

 

 

 

 

 

 


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