cuotas
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¿Cuánto tiempo aún durará un sistema de cuotas para la mujer que obliga a ceder el paso al hombre, aunque a veces no esté de acuerdo? Las mujeres más avanzadas ya deberían estar reflexionando para el día después. No me gustan los planteamientos simplistas porque no suelen ser certeros: “Los buenos, los malos, los azules, los rojos, los defensores, los atacantes…”. ¡Ufff, menuda sobriedad en los conceptos cuando existen tantos matices!. Igual me ocurre con el asunto mujer. Que no niego la discriminación, pero no soporto el victimismo de pacotilla, la queja continua, el estereotipo…

He de reconocer que todo esto último ha funcionado. Que algunas cuestiones no tienen marcha atrás. Al menos en la superficie, porque en el fondo aún quedan algunas tupidas telarañas, incluso en los lugares que se tienen por más abiertos y progresistas. Ganas me dan de rogarle a alguna avezada catedrática que realice sus estudios buscando entender cuánto hay de mérito individual en las mujeres más conocidas hoy en la esfera pública y cuánto de aprovechamiento de unas circunstancias sociales o políticas que han remado a favor de su visibilidad en todos los espacios. Elaborado sin acritud. Amigos, remar a favor de la corriente siempre es más cómodo que hacerlo a la contra.

De la misma manera que no creo que se incrementen los méritos de los Cuerpos de Seguridad del Estado rebajando las condiciones para entrar en ellos, ni pienso que estemos forjando mejores hombres y mujeres para el futuro, permitiendo que los alumnos promocionen de unos cursos a otros con suspensos en su expediente, tampoco estimo que las características del colectivo “mujer” puedan elevarse (y con ello su valía como parte de la sociedad) si cada una individualmente no lo hace, y su elección para cualquier destino se apoya más en etiquetas populistas dicharacheras, y en cualquier sentimiento de discriminación con respecto al otro género, que en méritos objetivos reales.

Aunque también es cierto que las mujeres no siempre somos conscientes de nuestras verdaderas razones. Y se nos olvida que la discriminación puede ser en negativo, pero también positiva. Exactamente igual que ocurre con los hombres. En una entrevista reciente realizada a un grupo de mujeres políticas, alguna dijo que nunca tuvo ningún problema a la hora de ser tenida en cuenta, que no ha sufrido discriminación, y que ella y sus méritos han logrado lo que tienen. Tampoco. Su historia no dice eso. Siempre hay una primera vez en la que las personas son apreciadas por mor de unas circunstancias personales o del entorno, y no por ellas mismas, ya que se las desconoce.

Y luego están los eufemismos que en cada ambiente se traducen a su manera. Que se fijen en la ropa y el pelo, elogiándolos con educación no es ofensa para unas mujeres, aunque otras lo vean como tal; presumir de un determinado estilo de vida frente a otros incorporándolo al discurso feminista como perfecto, cuando es vox populi que no ha sido libremente elegido, resulta un poco osado. Solo las mujeres mas maduras, por tener mayor experiencia de vida, ponen el acento en aquellos aspectos realmente transcendentes, valorándolos como tales: el sentimiento de culpa por tener que elegir entre lo privado y lo público, con detrimento de lo primero, la responsabilidad hacia tus mayores no siempre cubierta por falta de tiempo, el cómo se puede hacer para que una sociedad en general tenga menos prejuicios en estos asuntos…


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