Entre el escepticismo y la indignación, Extremadura vuelve a tropezar con los raíles del abandono
R. DEx, 12 de junio de 2025.- BADAJOZ, 11 de junio de 2025. La historia del desarrollo ferroviario en Extremadura parece escrita con tinta invisible. Tan solo tres días después de que la Junta anunciara con alborozo la entrada en servicio del nuevo Alvia Badajoz-Madrid, la realidad se impuso de golpe: una avería dejó tirados a decenas de pasajeros a las puertas del amanecer, a las 6:30h de este pasado lunes 11 de junio, sin tren y con cara de póker. El flamante Alvia 291, que debía partir puntual hacia la capital, no arrancó. Un fallo técnico lo dejó en vía muerta, y con él, la paciencia de muchos extremeños.
“Qué poco dura la alegría en la casa del pobre. Ni tres días ha durado, a algunos ni siquiera les ha dado tiempo de hacer la digestión de los churros”, lamentó con crudeza el consejero de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Manuel Martín Castizo.
Las palabras, más que declaraciones, fueron un puñetazo dialéctico dirigido directamente al Ministerio de Transportes, al que el Ejecutivo extremeño acusa de usar la región como «cementerio de trenes». La crítica no es nueva, pero sí cada vez más estruendosa: trenes de segunda mano, horarios mal diseñados y una red obsoleta para una región que lleva años esperando no ya alta velocidad, sino una mínima dignidad ferroviaria.
Promesas que se oxidan
El Alvia 291 forma parte de una promesa repetida durante año y medio. Hoy, esa promesa tiene forma de vagón averiado. Los pasajeros fueron finalmente recolocados en el Alvia 293, que partió a las 7:21h, provocando retrasos acumulados a lo largo del trayecto y, sobre todo, una sensación de déjà vu regional: Extremadura, otra vez, es la última en la fila.
Martín Castizo subraya la falta de sentido en los actuales horarios, con dos servicios Alvia separados por apenas 45 minutos y trayectos vacíos entre Badajoz y Plasencia. “Ese tren va vacío porque no se ha pensado para las personas que lo necesitan”, explicó, reclamando una reorganización del sistema que evite la duplicidad ineficaz y atienda la demanda real de los extremeños.
Barcelona despega, Extremadura espera
El malestar se acentúa al compararse con otras regiones. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez anuncia 3.000 millones de euros para el aeropuerto de Barcelona, en Extremadura los trenes “nuevos” vienen con kilómetros a cuestas y averías de estreno. Y las autovías prometidas —como la conversión de la N-430 en vía rápida hacia Levante—, siguen siendo un boceto.
En este sentido, el consejero volvió a recordar el accidente mortal de este martes en dicha carretera nacional, que dejó dos fallecidos. “Hace año y medio el ministro Puente prometió desdoblamientos y eliminación de puntos negros. Año y medio después, ni rastro. ¿A qué están esperando?”, se preguntó.
El sur también existe (pero en lista de espera)
Con cada incidencia ferroviaria o atasco estructural, la Junta extremeña eleva el tono. Ya no son solo críticas: son gritos institucionales por un trato justo. Lo que debería ser normal —un tren que funcione, una carretera segura— se ha convertido en anhelo.
Y mientras en otras comunidades las infraestructuras surcan el siglo XXI, Extremadura sigue esperando un tren que no descarrile… ni simbólicamente.
“No es de recibo lo que está sucediendo. Es indignante”, concluye Castizo.
La región aplaudió hace tres días la llegada del nuevo Alvia. Hoy, el eco de esos aplausos retumba en el andén vacío.