Valladolid, 8 de septiembre.- Emilio de Justo escribió una nueva página en su carrera taurina con una memorable encerrona en la plaza de toros de Valladolid.
El diestro extremeño, arropado por una afición entregada desde su salida del hotel, se enfrentó en solitario a seis toros de Victorino Martín, ganadería clave en su trayectoria.
La tarde comenzó con un primer toro codicioso, «Misterioso», al que De Justo toreó con firmeza a pesar de su picante. Tras una faena complicada, un pinchazo y una estocada baja le valieron una ovación.
El segundo, de gran clase y nobleza, permitió a De Justo desplegar su toreo con desmayo y elegancia. Dos orejas y ovación al toro en el arrastre premiaron su labor.
El tercero, «Porteño», fue un toro extraordinario que se ganó la vuelta al ruedo. De Justo cuajó una faena de cante grande, con naturales ajustados y desmayados. Un pinchazo y una estocada baja le dejaron con una oreja.
El cuarto, un animal duro y encastado, exigió a De Justo un gran esfuerzo. A pesar de la dificultad, el torero no se arredró y logró muletazos importantes por el pitón derecho. Fue ovacionado tras un pinchazo y una estocada caída.
El quinto, otro gran toro de Victorino, brindó a De Justo la oportunidad de lucirse con una faena templada y de gran clase. Dos orejas y ovación al toro en el arrastre sellaron su triunfo.
El sexto, de menor transmisión, permitió naturales aislados pero de gran calidad. Un pinchazo y un descabello, tras un aviso, cerraron la tarde con silencio.
Emilio de Justo salió a hombros tras una tarde histórica, en la que cortó cinco orejas y un rabo, y dejó patente su maestría ante los toros de Victorino Martín.
La afición vallisoletana, entregada desde el inicio, celebró una encerrona que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.