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Erradicar las discriminaciones por razón de sexo parece imposible

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Estamos en una etapa de reivindicar con interés la igualdad de los sexos tras siglos sin reconocimiento o con normas que apenas se aplicaban. Las mujeres españolas tuvieron durante el siglo XIX  y principios del XX, grandes dificultades para poder estudiar en la Universidad. Era como si la sociedad no quisiera que se alejasen  de su clásico destino, cuidar de su hogar. La  extremeña Carolina Coronado dijo que solo había podido estudiar “la ciencia del pespunte y del bordado” aunque se dedicó personalmente a la cultura  y  fue una estupenda escritora. 

Es un hecho conocido que en la Facultad de medicina se inició el alumnado femenino en nuestro país. Una de las primeras matriculadas fue Trinidad Arroyo Villaverde, nacida en Palencia en el año 1872  que llegó a la Universidad  gracias a su tesón y al de su padre. No la aceptaron en la segunda enseñanza y tras el rechazo reclamó y pudo conseguir una Orden especial de la Reina admitiendo su ingreso en la facultad.

Cuando se habla de discriminación hay que recordar a esta y otras magnificas profesionales que abrieron la senda de la igualdad, luchando contra la sociedad, como fue Concepción Arenal que para ser admitida en la facultad de Derecho tuvo que hacerse pasar por hombre, se cortó el pelo y vistió con capa y sombrero. Es encomiable como se defendieron del ambiente que les tocó vivir y lucharon con firmeza por su vocación. Es verdad que “se hace camino al andar” pero  las mujeres han tenido que salvar una senda con  miles de obstáculos.

A pesar del tiempo transcurrido y de las numerosas leyes sigue la desigualdad aunque la normativa es profusa , desde el artículo 14 de la Constitución del 1978 que prohíbe cualquier discriminación  hasta el Real Decreto 902/2020 que garantiza la efectividad del principio de igualdad  de retribución por trabajos “ de igual valor” ,concepto importante que ya consagró el Convenio 100 de la Organización Internacional de Trabajo en el año 1951 y entre otras la Directiva 2006/54/Cee del Parlamento Europeo que incorporó el principio de igualdad de retribución para hombres y mujeres por trabajos de igual valor que ha dado lugar a una “voluminosa” y consolidada doctrina jurisprudencial del Tribunal de Justicia de la Unión Europea con la exigencia de  “transparencia al empresario para justificar una eventual diferencia retributiva entre hombres y mujeres”.

En el ámbito laboral se regula este mandato también en el artículo 28 del Estatuto de los Trabajadores,  modificado por Real Decreto ley 6/ 2019.Ahora se está analizando la nueva Ley de Libertad sexual llamada vulgarmente del Si-Sí que ha presentado numerosos problemas porque al parecer, sin querer, rebaja las condenas en ciertos casos por delitos contra la libertad sexual y por otra parte se ha señalado que conculca el derecho a la presunción de inocencia

Un aforismo romano decía: pluria leges, pessima republicae, muchas leyes, pésimo gobierno. De nada sirve tan amplio espectro normativo, Actualmente se constata que las nuevas leyes  significan escaso avance. La exigencia del consentimiento en todo acto sexual no tiene que destacarse, está bien determinada en el Código Penal. El delito se comete al atacar, cuando  no hay aceptación de una de las partes. No hay que descubrir la pólvora. Lo importante es  educar con profundidad tanto en la familia como en la escuela  insistiendo en  la igualdad y corregir todas las subrepticias discriminaciones indirectas, que son muchas, empezando por exigir la obligación de aplicar la llamada Ley de la silla para que las mujeres realicen su trabajo sentadas y prevenir futuras lesiones sobre todo en embarazos, norma que se aprobó nada menos que en al año1912, otra de ellas es el reconocimiento del trabajo parcial y tantas situaciones que impiden la verdadera igualdad. Siempre se cuenta que una abuelita se indignó porque sus nietas iban a manifestarse por la igualdad, no comprendía para qué quieren las mujeres la igualdad si son superiores. Decía que una madre que enviuda con 8 hijos es capaz de salir adelante afrontándolo todo.  Lo cierto es que viene bien reconocer el concepto de pagar igual “el trabajo de igual valor”, aunque parezca  un concepto indeterminado. Remarcar la obligación del registro empresarial exponiendo los salarios para la llamada transparencia retributiva. Esperemos que sirvan tantas  normas sean eficaces  para modificar la dificultades que encuentran las mujeres en cualquier situación social, porque es siempre triste tener que luchar por lo evidente, frase que divulgaron los Manifestantes del mayo francés.

 


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