En estos días se centra la opinión pública en lo que han decidido los políticos ejercientes: cambiar la tumba de Francisco Franco después de cuarenta y cuatro años, a causa de que no se encuentra en el sitio idóneo y es verdad. Se da la paradoja de que una gran parte de los menores de 40 años no saben quién fue, según publican las respuestas realizadas por las calles y así mismo las que recogen las estadísticas.
Hace más de 80 años que terminó una cruel guerra que produjo muchas muertes e indescriptibles sufrimientos que solo conocen los que tuvieron que padecerlos y la represión posterior fue una iniquidad, persiguiendo a los que no se consideraran afines o compañeros de ideología.
Decía el famoso historiador y Político Tucídides que escribió sobre la guerra del Peloponeso, que hay que valorar la historia teniendo en cuenta el contexto en el que se produjeron los hechos. Con gran inteligencia, al fallecer el causante, los ciudadanos decidieron elegir el perdón y el olvido. Muchos tenían familiares de uno y otro bando y contaban relatos de aquellas circunstancias terribles pero quisieron acabar con tantos dolores. Se aprobó la Ley de Amnistía para que pudiera borrarse el rastro de lo sucedido .Fue un ejemplo para el mundo.
Los diferentes gobiernos que se han sucedido en el poder, UCD, Partido Socialista o Partido Popular respetaron el acuerdo. La Constitución del año 1978 resultó un modelo de reconciliación. Solo un 7,83% votó en contra. Se consideraron como periodos trabajados los años de cárcel de tantos luchadores y se cotizaron esos períodos a efectos de obtener las prestaciones de Seguridad Social que había sido establecida por el dictador, lo mismo que sucedió en Alemania con Bismark y posteriormente en Reino Unido. En este país no fue tan fácil imponer una cotización obligatoria por ser un sistema liberal que no permitía un seguro obligatorio.
Lord Beveridge, un gran economista, presentó un brillante informe con un sistema de gran trascendencia para los ingleses que se aprobó reconociendo las prestaciones sociales a todos los que sufrieran una necesidad social. En España se introdujo el Seguro de Enfermedad en 1941, en 1947 la vejez e invalidez, en el año 1955 la pensión de viudedad y en 1961 la prestación de desempleo. Con la monarquía Parlamentaria, el país inició una nueva etapa, con la incorporación a la Unión Europea que supuso la entrada en un sistema de gran nivel social y económico. Hoy se encuentra entre los cinco grandes.
Hay que recordar las largas colas que se vieron en homenaje al fallecido, llantos más o menos sinceros y oraciones en empresas, incluso en entidades públicas por la salvación de su alma. En la actualidad se está dando importancia a la llamada exhumación de su cadáver .La realidad es que preocupa a muy poca gente. Tenemos problemas enormes como el desempleo y la forma de abordar el pago de las pensiones, la mejora de la escuela pública y la extensión y avance de la sanidad. Estos son los asuntos que hay que resolver. Los que verdaderamente producen gran preocupación.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN