pleno ayto cc

Existen contratos firmados

OPINIÓNCÁCERES
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Esperando a Godot es una obra perteneciente al teatro del absurdo escrita en 1940 por
Samuel Beckett que intenta simbolizar el tedio y la carencia de significado de la vida, tema
clave del existencialismo. Godot es anunciado una y otra vez, en la trama, pero nadie lo
conoce realmente y desde luego nunca llega. El Godot de hoy es la esperanza en la
eficiencia y rectitud de nuestros gestores por la permanencia de las ciudades; cada uno
de ellos conforme al papel para el que fueron votados y ser nuestros representantes.

Desde una legítima y democrática confrontación de las ideas. A mi entender, será de esos
mimbres desde dónde (en parte) surgirá la innovación creativa y el avance inteligente de
aquellas. «Las ciudades tienen la capacidad de proporcionar algo para todo el mundo,
sólo porque, y sólo cuando, se crean para todo el mundo», dijo Jane Jacobs (1906- 2006),
una reputada urbanista que ha influido sobremanera en la forma de ver las urbes
modernas.

A lo mejor no merece la pena decir lo que es preciso reconocer: que las circunstancias de
la pandemia han paralizado mucha de la actividad institucional y han boicoteado un
verdadero debate ideológico y de gestión entre las fuerzas políticas elegidas en lugares
pequeños donde todos se tratan. La inmediatez de la crisis parece haber paralizado
determinadas controversias necesarias que se hubieran producido de no existir aquella,
quiero creer que por responsabilidad, o por ausencia de estímulos, en relación al voto
futuro de los conciudadanos, y no por pereza o desinterés.

Pero no solo ha sido una crisis derivada de la pandemia. En los lugares pequeños se
extraña una verdadera puesta en valor de las ideas de cada uno de los partidos políticos
con presencia en ellos; las ideas y propuestas con las que se presentaron a la elecciones.
Otro gallo cantaría si los políticos de cada signo las respetaran como punto de referencia
en su trabajo diario, y otro tanto hicieran con los documentos generales y locales
elaborados durante la campaña electoral, verdaderos contratos firmados con la
ciudadanía, de plena validez. Por el contrario, lo que se observa son adhesiones, más o
menos condicionales, de unas fuerzas a otras, aún teniendo planteamientos teóricos muy
distintos, y el uso como pretexto, de las circunstancias del momento en el que vivimos,
para no exponerse y arriesgar demasiado, en sitios donde nos conocemos todos y
pueden perderse las amistades. Hay ribetes de lasitud o de incompetencia en todo ello.

Vistas las circunstancias, quizá sea necesario ser pacientes. Y esperar unos nuevos
mimbres. Para hacer el cesto con mejores recursos. Aquellos avistados hace tiempo y que
algunos se encargaron de cegar. Recursos y soluciones pasados por el crisol de la
perspectiva. Como en el cuento “El patito feo” ¿Lo recuerdan? Ese que narra las
desventuras de un animal que, creyéndose pato, no encaja entre el resto del grupo donde
todos lo desairan, para al final caer en la cuenta de que no era un pato común, sino un
hermoso cisne de plumaje blanco. Pues algo parecido ocurre con los gobiernos y sus
gentes, que la distancia los pone en su sitio. En positivo y en negativo.


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