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Extremadura arde bajo la alerta naranja: “Esto no es verano, es un horno”

Vecinos, agricultores y autoridades afrontan otra jornada de calor extremo con máximas de hasta 43 grados en la región. El 112 pide extremar precauciones y cuidar de mayores y menores.

Rómulo Peñalver para Digital Extremadura, 16 de agosto de 2025.- La campana de la iglesia de un pequeño pueblo de La Siberia marca el mediodía. Son las doce y media y ya cuesta respirar en la calle. “Esto no es verano, es un horno”, dice Carmen, vecina de 67 años, mientras se abanica en la sombra de la plaza. Aún faltan más de dos horas para que comience oficialmente la franja de alerta naranja por calor, pero los termómetros ya rondan los 40 grados.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), este domingo 17 de agosto será una de las jornadas más sofocantes del verano en Extremadura. Las Vegas del Guadiana podrían alcanzar los 43 grados, mientras que en La Siberia, Barros y Serena y los valles del Tajo y Alagón se rozarán los 42. En el norte cacereño, Villuercas y Montánchez, las máximas llegarán a 41 grados.

Precauciones en cadena

calor 1Desde el Centro de Urgencias 112 Extremadura se pide a los ayuntamientos que activen a Protección Civil y refuercen los turnos de Policía Local. A la ciudadanía, el mensaje es claro: evitar salir en las horas centrales del día, hidratarse con frecuencia y no descuidar a los más vulnerables.

En un chiringuito de Villanueva de la Serena, Antonio, agricultor de 45 años, lo resume de forma sencilla: “Yo bebo agua cada poco, aunque no tenga sed. En el campo no puedes esperar a que el cuerpo te avise, porque cuando lo hace ya es tarde”.

Hogares convertidos en refugio

Las casas también se convierten en trincheras contra el calor. Bajar persianas, cerrar ventanas por el día y abrirlas por la noche es la rutina que se repite de norte a sur de la región. “Nosotros hemos hecho del salón un refugio. Aquí tenemos el ventilador, las persianas bajadas y agua fría en la nevera. Pasamos el día como podemos”, comenta Sofía, madre de dos niños en Plasencia.

La ropa también se convierte en un aliado: tejidos ligeros, colores claros, sombreros y gafas de sol. Y en las calles, las fuentes públicas se llenan de familias que buscan un respiro.

Un verano que no da tregua

El de este domingo es solo un episodio más de un verano que parece escrito en llamas. La combinación de calor extremo, sequía y riesgo de incendios mantiene en vilo a la región. El campo sufre, los embalses languidecen y los montes permanecen en alerta permanente.

“Cada ola de calor es una batalla que libramos todos”, resume un voluntario de Protección Civil en Montánchez, con el uniforme empapado de sudor. “Nuestro trabajo es estar atentos, pero también que la gente entienda que no se puede bajar la guardia”.

La previsión de Aemet no deja lugar a ilusiones: las altas temperaturas seguirán acompañando a los extremeños durante los próximos días. Un verano de resistencia que, como dice Carmen desde su plaza en La Siberia, “no lo olvidaremos fácilmente”.