Del mediodía a la noche, la región superará los 38 grados mientras la Aemet activa la alerta en casi todo el territorio.
El verano no espera al calendario
Extremadura se adelantó este lunes a su cita anual con el infierno. Aún sin haber alcanzado el solsticio, la región entera quedó atrapada bajo un cielo abrasador, con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activando el aviso amarillo por altas temperaturas entre las 13:00 y las 20:59 horas.
Durante esas siete horas sofocantes, los termómetros no bajaron de los 35ºC y, en algunos puntos, rozaron los 38. Y esto no es el pico del verano, es apenas la antesala. Como si junio, cansado de ser ignorado, decidiera vestirse de agosto.
Badajoz y Cáceres: las calderas de la región
El aviso afectó prácticamente a la totalidad del territorio extremeño. En la provincia de Badajoz, el calor apretó especialmente en Barros y La Serena, la Siberia extremeña y las Vegas del Guadiana. Zonas ya acostumbradas al rigor del verano, pero no por ello inmunes a sus efectos.
Mientras tanto, en Cáceres, la situación fue igual de sofocante: la meseta cacereña, Villuercas y Montánchez, Tajo y Alagón, y el norte cacereño también entraron en el listado ardiente.
Ni el relieve ni la altitud bastaron esta vez para esquivar el calor. Desde los campos resecos hasta las calles desiertas, Extremadura vivió otra jornada en la que las sombras cotizan al alza y los aires acondicionados se convierten en patrimonio vital.
España en llamas: no estamos solos
La región no fue una excepción: otras siete comunidades autónomas del país también activaron avisos por altas temperaturas. En algunos rincones de la península, el mercurio se acercó peligrosamente a los 40 grados, dibujando un mapa que parece sacado de un parte meteorológico de julio o de una novela distópica sobre el cambio climático.
Cuando el sol no da tregua
El calor extremo se ha instalado sin pedir permiso. Y, aunque por ahora el aviso sea “amarillo”, el mensaje es claro: el verano quiere protagonismo desde el primer acto. Extremadura lo sabe, lo siente y lo sufre.
Ya lo dijo un agricultor de La Serena esta mañana al ver la tierra cuarteada:
—“Esto no es aviso amarillo. Esto es un aviso de lo que viene. Y no hay sombra suficiente para todos”.
Que nadie se engañe. El verano ha llegado. Y no viene solo: trae sed, trae silencio en las calles, y trae la certeza de que el aire libre, a ciertas horas, es un deporte de riesgo.