fabrica diamantes truijillo

Extremadura, la tierra de las primeras piedras eternas

Editorial DEx, Extremadura, 26 de noviembre de 2025.- Extremadura, esa región que siempre parece estar esperando el tren del futuro —y no solo el AVE— acumula en su paisaje político-industrial un museo de promesas, grandes anuncios, primeras piedras fotografiadas y proyectos que, a falta de ejecutarse, ya deberían tener un apartado propio en los libros de historia. O en los de humor.

A lo ya consolidado —poco, escaso y a veces testimonial— se suman los grandes hitos del “está a puntito, ya verán ustedes” que, con los años, se han convertido en una suerte de patrimonio inmaterial de la paciencia extremeña.

Ahí siguen, como quien guarda estampas antiguas en un cajón:

La Gigafactoría de Navalmoral: presentada como el motor del nuevo milagro industrial. Hoy sigue siendo un titular prometedor sin fábrica que lo respalde.
La planta de superconductores de Badajoz: otra joya futurista que debía situarnos en la élite tecnológica y que, de momento, continúa en el limbo entre el diseño y el silencio.
La fábrica de cátodos de litio en Mérida: anunciada como el eslabón clave del ecosistema europeo de baterías… y que aún no ha enchufado nada.
La azucarera árabe también en Mérida: uno de los proyectos estrella, con cifras mareantes y suelo reservado. Dulce promesa, ejecución amarga.
El Elisyum City de Castilblanco: macrocomplejo futurista, inversión milmillonaria, hologramas por aquí y parques acuáticos por allá. La realidad es más modesta: ni rascacielos, ni resort, ni Vegas extremeña.
El templo del Gran Buda en Cáceres: proyectazo espiritual que iba a convertir a la provincia en epicentro turístico asiático. Ni estatua, ni templo, ni incienso.
El aeródromo de Cáceres: noticia recurrente, vuelo inaugural perpetuamente retrasado, pista invisible.
El Aquapark del Casar: otro anuncio que mojaba más en los bocetos que en el terreno. Si no es por los carteles, ni nos enteramos de que existía. El caso es que sigue pendiente.
Y la Isla de Valdecañas, donde tras años de embrollo jurídico la excavadora parece asomar por el horizonte para recordarnos que no todo lo que se construye se queda.

Todo ello compone ese mapa emocional del extremeño curtido: anuncios grandes, realidades pequeñas y una sensación repetida de déjà vu que ya forma parte del ADN autonómico.

Y llegó el AVE… o algo parecido

La inauguración del AVE a bombo y platillo vino acompañada de discursos épicos y titulares triunfales. La realidad, un año y pico después, habla sola: no hay AVE. Hay un tren rápido mejorado, necesario, sí, pero sin alta velocidad real, sin electrificación completa, sin las prestaciones prometidas.
Un brindis político que, como tantos otros, acabó con resaca.

Trujillo, nuevo epicentro del diamante tecnológico

Y cuando creíamos haberlo visto todo, Extremadura vuelve a sonar en los informativos. Ayer se anunció una inversión descomunal: 2.350 millones para fabricar diamantes destinados a chips, en un proyecto “absolutamente novedoso” a nivel mundial, según Diamond Foundry, empresa estadounidense que liderará la operación, y con el famoso actor Leonardo Di Caprio, de accionista inversor.

El Gobierno pondrá 752 millones y la planta se ubicará en Trujillo, que podría convertirse —si se cumple el calendario, si llegan los permisos, si avanza la obra, si no cambia el viento político— en un referente global del semiconductor del futuro.

Es, sin duda, una noticia extraordinaria.

También, seamos sinceros, una más de esas que en Extremadura recibimos con el corazón dividido: ilusión, sí; prudencia, también. Porque la memoria pesa. Y porque las piedras de tantas primeras piedras siguen coleccionando telarañas.

Todo esto, en plena campaña

No olvidemos el contexto:

Extremadura está en pre-campaña.

El 21 de diciembre hay elecciones autonómicas adelantadas por María Guardiola.

Y en estas semanas, ya lo sabemos, puede pasar absolutamente de todo: anuncios, inauguraciones con cinta roja, proyectos que brotan como setas, promesas que relucen… y silencios que pesan.

La campaña será corta, intensa, apretada.
Y entre tanto megaproyecto y tanta gigantesca cifra, la pregunta con Lupa sigue siendo la misma de siempre:

¿Qué quedará cuando pase el ruido?
¿La Extremadura de las oportunidades reales…
o la Extremadura de los sueños en maqueta?

Habrá que mirarlo muy de cerca.
Con lupa.
Como siempre.