R. DEx, Cáceres, 8 de mayo de 2025.- Extremadura, con una población de 1.052.190 habitantes a 1 de abril de 2024, ha experimentado un descenso de 1.268 personas (-0,12%) en el primer trimestre del año, siendo la segunda comunidad autónoma con mayor pérdida de población en ese periodo, solo por detrás de Aragón
En la plaza de Herguijuela, las baldosas antiguas reflejan un silencio que antes no existía. Donde hace décadas jugaban niños a la comba, hoy se sientan tres jubilados a mirar pasar el tiempo. Uno de ellos, Saturnino Galván, de 87 años, lo resume sin dramatismos: “Aquí ya no viene ni el cartero cada día. Las cartas esperan en el buzón como los días: sin abrirse”.
Este fenómeno afecta especialmente a las zonas rurales, donde más del 40% de las viviendas permanecen vacías, reflejo del éxodo que ha despoblado estas áreas . La edad media de los habitantes de Extremadura en 2024 fue de 45,8 años, siendo Campillo de Deleitosa uno de los municipios más envejecidos, con una edad media de 65,2 años .
La baja natalidad también contribuye a esta situación. En junio de 2024, la región registró un total de 511 nacimientos, un descenso del 4,25% respecto al mismo mes del año anterior .
Ante esta realidad, algunos municipios han tomado iniciativas para revertir la tendencia. Malpartida de Cáceres lanzó una encuesta online entre noviembre y diciembre de 2024, en la que más de 1.000 personas participaron. El 70% manifestó su intención de cambiar de residencia, y de ellos, más de 500 expresaron un interés concreto en vivir en el municipio .
Además, programas como «Volver al pueblo», impulsado por COCEDER y CERUJOVI, buscan atraer nuevos pobladores al medio rural extremeño, promoviendo el emprendimiento y la sensibilización sobre la despoblación.
A nivel político, se han llevado a cabo iniciativas para abordar el problema. El eurodiputado Raúl de la Hoz lideró una ronda de comparecencias en el Parlamento Europeo para situar la despoblación y el desarrollo rural como una prioridad en la agenda europea.
Pero las soluciones, por ahora, van más lentas que los trenes. En Plasencia, cientos de personas salieron a la calle en febrero para exigir una red ferroviaria digna. Sin transporte eficaz, difícilmente se podrá invertir en nuevas oportunidades fuera de las grandes ciudades.
Mientras tanto, en un banco de granito de Castañar de Ibor, Saturnino concluye: “Esto no se arregla con discursos, se arregla con gente. Con pan, médico, escuela y futuro”. Y tiene razón. Porque no se trata solo de números. Se trata de no dejar morir la historia, la cultura, el alma de una tierra que, aunque se apague, aún late.
Extremadura presenta un reto demográfico que requiere acciones coordinadas y sostenidas para revitalizar sus áreas rurales y garantizar un futuro próspero para sus habitantes.