FOTOVOLTAICAS

FOTOVOLTAICAS ¿UNA SIEMBRA DE PANELES SOLARES?

OPINIÓNECONOMÍA
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La fiebre de las energías renovables va camino de producir en Extremadura, si Dios no lo remedia, lo que mi amigo el ingeniero industrial Marcelo Muriel, definió hace un tiempo, con gran acierto, como la tercera colonización energética de la región.

La primera fue la hidroeléctrica que llenó de embalses en cadena el río Tajo: Valdecañas, Torrejón – Tajo y Torrejón – Tiétar, Alcántara (José María de Oriol) y Cedillo aprovechan en cascada el agua del Tajo para producir sus buenos kWh, que en su mayor parte se exportan fuera de Extremadura. He referido sólo los embalses más importantes, pero existen otros más, tanto en la cuenca del Tajo como en la del Guadiana que tienen centrales hidroeléctricas a pie de presa.

De acuerdo con un excelente trabajo llevado a cabo por Fernando López, catedrático de la UEX y su equipo de colaboradores, producir 1 kWh hidroeléctrico cuesta 0,3 c€ y lo venden a 23 c€. Negocio redondo. Y así llevan años las compañías hidroeléctricas.

La segunda colonización fue la nuclear. Aquí nos adjudicaron de salida cuatro grupos de unos 1.000 MW de potencia cada uno. Dos en Almaraz construidos y en funcionamiento creo que hasta el año 2028 y otros dos en Valdecaballeros que gracias a que Rodríguez Ibarra rompió algunos cristales, no llegaron a dar a luz. Menos mal. A una región, que probablemente es la que menos energía consume de España, intentaban adjudicarle cuatro grupos nucleares. Al final tuvimos que tragar con dos. Por cierto, con escasos beneficios para los extremeños y pingües ganancias para las sociedades explotadoras. Que ni siquiera tributan aquí ya que no tienen el domicilio fiscal en Extremadura como hubiera sido lógico.

Al País Vasco, una de las comunidades autónomas que más energía consume de España, intentaron colocarle la central nuclear de Lemóniz, pero como andaba la ETA al medio y no le gustaba el invento, los jerarcas eléctricos hicieron mutis por el foro, por si las moscas. Y de Lemóniz nunca más se supo. De la ETA sí. Siguió matando a mansalva. Y la energía para mover la industria vasca llegando de fuera mayoritariamente.

El producir un kWh nuclear cuesta 1,8 c€ y lo venden a 23 c€. Más negocio. Las empresas hidroeléctricas y nucleares coinciden en buena parte en Extremadura.

Y vamos a por la tercera colonización energética que, si las cosas no cambian, tiene visos de que va a ocurrir en Extremadura. Esta será algo más ecológica pero igual de dañina para los intereses de la región. Me refiero a la energía solar fotovoltaica.

Las perspectivas de construcción de centrales fotovoltaicas, es imparable en nuestra comunidad autónoma. Las hay de todos los tamaños desde megacentrales de 500 MW, en Usagre o Cáceres por ejemplo a otras de 300 MW en Talayuela o Talaván y otra serie de ellas de menor potencia distribuidas por toda la región.

Parece que hay una previsión de tener en Extremadura una potencia instalada de unos 10.000 MW en unos pocos años.

Los paneles de una central fotovoltaica de 500 MW necesitan una superficie de unas 1.000 ha. Es decir, se ocupan 2 ha/MW. La ocupación superficial unitaria es relativamente mayor cuanto menor es la potencia de la instalación. Así que podemos suponer una ocupación media de unos 2,3 ha/ MW instalado.

Si se prevé instalar en Extremadura 10.000 MW, la ocupación de territorio extremeño por los paneles fotovoltaicas alcanzará las 23.000 ha.

Supongo que se instalarán en las tierras menos productivas y con menores valores ambientales y no se les ocurrirá la peregrina idea de, por ejemplo, autorizar estas plantas en zonas que en su día fueron transformadas en regadío por causa de interés nacional que son todas las zonas de riegos estatales que existen en Extremadura. En estas zonas pueden instalarse las fotovoltaicas en secanos próximos a las estaciones de bombeo del riego. Hay que tener en cuenta que dichas superficies fueron transformadas en riego al amparo de las leyes de colonización y de la vigente Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, con expropiación de tierras para ser regadas y no para otros fines. Por ello existe la posibilidad de que propietarios expropiados ejerzan el derecho de reversión. Las plantas fotovoltaicas son incompatibles con una correcta explotación del riego o de la agricultura en general.

 ¿Qué saca Extremadura de toda esta invasión de fotovoltaicas? Pues relativamente poco. Algo de empleo en la fase de construcción que durará unos meses y un empleo muy débil en la fase de explotación. En esta fase, una hectárea de superficie fotovoltaica absorbe 0,05 unidades de trabajo; una hectárea de regadío necesita 0,14 unidades, 2,8 veces más. También se beneficiarán los ayuntamientos a través de la percepción de impuestos como el IBI. Y los propietarios que recibirán unos precios de alquiler del terreno ocupado muy superior a sus rentas rústicas. A cambio absorberemos un impacto ambiental de miríadas de paneles solares que invadirán el territorio.

Y lo peor es que la energía producida se exportará para que en otras regiones más adelantadas e industrializadas se lleven la parte del león y el valor añadido.

Tal vez habría que seguir algunos caminos que Fernando López y colaboradores apuntan en su trabajo, para que una gran parte de esa energía pueda utilizarse por las industrias y empresas extremeñas a precios reducidos, y así facilitar la instalación de nuevas industrias relacionadas con la acumulación (baterías) o el hidrógeno verde. Y también fomentar el autoconsumo o el consumo de proximidad instalando las industrias en las cercanías de las instalaciones fotovoltaicas o viceversa y no exportando masivamente la energía.

A ver si hay suerte esta vez, aprovechamos la oportunidad y evitamos la tercera colonización energética. Pero tengo serias dudas.


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