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Golpe al narcotráfico en Badajoz: desmantelado uno de los mayores laboratorios de cocaína en España

Siete detenidos, 65 kilos de droga incautada y una finca reconvertida en centro de producción clandestino en la zona de Malasaradas

R. DEx, BADAJOZ, 25 de junio de 2025.-  — En una operación conjunta sin precedentes, agentes de la Policía Nacional, en colaboración con la Policía Judiciaria portuguesa, han desmantelado un sofisticado laboratorio de extracción de clorhidrato de cocaína en las afueras de Badajoz, concretamente en la zona rural de Malasaradas, convertido en epicentro clandestino de producción de droga. Se trata de uno de los mayores centros de este tipo detectados hasta la fecha en territorio nacional.

La intervención, ejecutada el pasado jueves 19 de junio, se saldó con siete detenidos, todos varones, de entre 30 y 50 años —tres de ellos colombianos, dos portugueses y dos españoles naturales de Badajoz— por presuntos delitos de tráfico de drogas, tenencia de precursores y pertenencia a organización criminal. Tras pasar a disposición judicial, todos han ingresado en prisión preventiva.

La clave: el aviso desde Portugal

El operativo se desencadenó gracias a un aviso previo de la Unidade Nacional de Combate ao Tráfico de Estupefacientes de Portugal, que alertó de un posible transporte de precursores químicos con destino a Badajoz. Fue entonces cuando se desplegó una vigilancia discreta en la A-5, interceptándose un camión que transportaba más de 100 bidones de acetona hasta el Polígono Industrial El Nevero.

Allí, los agentes observaron cómo se descargaba la mercancía en una nave sin actividad comercial conocida, lo que reforzó las sospechas. Los investigados, que ya figuraban en los archivos policiales por actividades ilícitas, extremaban las medidas de seguridad. Las pruebas recabadas permitieron avanzar hacia una intervención judicial con el registro de una finca rústica en Malasaradas.

La casa de campo, reconvertida en laboratorio

Lo que a simple vista parecía una vivienda aislada, era en realidad un centro meticulosamente diseñado para la elaboración de cocaína. El Grupo de Estupefacientes de Badajoz, con apoyo de unidades especializadas como GEOS, TEDAX-NRBQ, Guías Caninos y Policía Científica, ejecutó el registro con precisión quirúrgica. En su interior, las estancias habían sido transformadas en salas para cada fase del proceso de “cocinado” de la droga.

El resultado: la incautación de 65,7 kilogramos de cocaína, de los cuales 45 ya estaban listos para su distribución, con un valor estimado superior a siete millones de euros en el mercado. También se hallaron vehículos de alta gama, equipos de contravigilancia y documentación que podría derivar en nuevas detenciones. En total, se estima que entre 70 y 80 agentes han participado en esta macrooperación.

Un éxito policial con acento europeo

El jefe del operativo en Badajoz, José María Gordillo, agradeció públicamente el papel decisivo de las autoridades portuguesas, subrayando que esta colaboración demuestra el nivel de eficacia que puede alcanzarse mediante cooperación policial internacional. Por su parte, el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, calificó la operación como “motivo de absoluta satisfacción” y un ejemplo del compromiso de la Unión Europea contra el crimen organizado transfronterizo.

Quintana también quiso desmentir la relación entre esta operación y otro despliegue llevado a cabo la misma semana en la calle Menacho, precisando que ese operativo “es ajeno a la competencia regional” y responde a causas abiertas en otras comunidades autónomas.

Comentario editorial DEx

Extremadura, en la diana del narcotráfico: la otra cara de ser frontera

El caso de Malasaradas revela, con crudeza, que la tranquilidad aparente de nuestra tierra no es ajena a las rutas internacionales del narcotráfico. Badajoz, por su posición estratégica junto a la frontera portuguesa, se convierte cada vez más en una bisagra operativa para organizaciones criminales, atraídas por la discreción de sus entornos rurales y la permeabilidad logística.

Frente a ello, la respuesta ha de ser clara: inversión en inteligencia policial, fortalecimiento de la cooperación judicial transnacional y dotación efectiva a las unidades especializadas que operan en nuestra región. Esta victoria policial —que aplaudimos— no es el fin de nada, sino un episodio más en una guerra silenciosa que se libra sin hacer ruido, pero con efectos devastadores. La droga no sólo se “cocina”; también envenena la paz social y destruye proyectos de vida. Que no lo olvidemos.