La operación ‘Goyova’, dirigida por la Guardia Civil de Valladolid, destapa un entramado criminal nacional que distribuía hachís y cocaína rosa camuflados en envíos logísticos. Han sido detenidas 15 personas tras una compleja investigación que conecta a Sevilla, Huelva y otras provincias, con especial impacto entre menores.
POR REDACCIÓN DEx – CÁCERES, 13 de junio de 2025.-
De Laguna de Duero a Cáceres, pasando por Sevilla: el mapa de una trama envenenada
Lo que parecía un simple paquete sospechoso en una empresa de mensajería en Valladolid, resultó ser la punta del iceberg. Dentro: más de dos kilos y medio de hachís. Fuera, una red nacional que movía hasta 500 kilos de droga al año a través de empresas logísticas legales, alcanzando hasta 30 provincias, Cáceres entre ellas, con especial incidencia en jóvenes y menores.
La investigación, bautizada como ‘Operación Goyova’, arrancó en agosto de 2024 y ha culminado con 15 personas detenidas o investigadas, registros en domicilios de varias ciudades y el hallazgo de grandes cantidades de tusi (cocaína rosa), una droga sintética y peligrosa que ha proliferado en entornos de ocio juvenil.
La ruta del hachís: Sevilla, Huelva, Lugo, Zaragoza…
La Guardia Civil de Navarra fue clave al interceptar en octubre un paquete en Pamplona con seis kilos y medio de hachís. Desde entonces, la operación se desplegó en red: Zaragoza, con 14,5 kilos requisados; Lugo, donde un joven de 18 años recibió un envío con 3,5 kilos; Palencia, con bellotas de hachís en paquetería; Cáceres, donde también se detectó distribución. Todo señalaba al mismo origen: Sevilla y Huelva, epicentros de la organización.
Uno de los miembros del grupo llegó a montar un local en Huelva donde falsificaba documentación y vendía dosis de hachís y marihuana como si de un comercio autorizado se tratase.
Cocaína rosa entre envoltorios de colores y juventud universitaria
La operación destapa una nueva cara del narcotráfico: una red gestionada por jóvenes con estudios superiores, sin antecedentes, que utilizaban medios legales —empresas logísticas y locales comerciales— para canalizar una actividad ilícita letal. En Sevilla, la Guardia Civil detuvo a varios de estos jóvenes, de entre 21 y 22 años, en cuyos domicilios hallaron tusi, dinero en efectivo y material de preparación de sustancias.
El tusi, mezcla química explosiva con MDMA, ketamina, cafeína y colorantes, ha ganado terreno por su aspecto atractivo y sus efectos intensos. El subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales, advirtió del «riesgo real y creciente» de esta droga, que ya se sospecha ha llegado también a zonas como Málaga y Extremadura.
Cáceres también en el mapa del veneno
La conexión cacereña no es menor. La organización criminal distribuía droga de forma sistemática en la provincia, utilizando envíos camuflados y compradores jóvenes. En un momento donde el consumo entre menores se dispara, esta operación constituye un freno temporal, pero no el final de la amenaza.
Canales lo expresó con contundencia: “Esto es un golpe significativo al narcotráfico en España, y un reconocimiento al trabajo tenaz de la Guardia Civil”. Pero también advirtió: las investigaciones siguen. La logística del narco, camuflada entre etiquetas de mensajería y falsas licencias, se adapta y muta.
Estado de Derecho y responsabilidad social
El coronel jefe de la Comandancia de Valladolid, Andrés Manuel Velarde, subrayó el “trabajo técnico y profundo” de los agentes, que han invertido meses en desenmarañar la red. El reconocimiento institucional es claro, pero también la llamada a la responsabilidad ciudadana.
La cocaína rosa y el hachís no viajan solos. Lo hacen con la complicidad de la indiferencia, del silencio, de quienes miran a otro lado. Cáceres y las demás provincias afectadas no son escenarios ajenos: son parte de un tablero donde se juega el futuro de toda una generación.