Consumada la traición a la Constitución del denominado Partido Socialista Obrero Español y de todos los que siguen a fecha de hoy siendo sus militantes, digan lo que digan y hablen lo que hable, que las palabras se las lleva el viento, es el momento del valor constitucional. Efectivamente, traición es la falta que comete una persona, física, moral o jurídica, que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida, en Derecho el delito cometido contra un deber público, como el cumplir y hacer cumplir la Constitución para los ciudadanos, incluidos los que a fecha de hoy todavía se dicen socialistas, que sencillamente son traidores por haber pactado, redactado y presentado una proposición de ley, ellos solitos por cierto, que violenta el mandato de la Carta Magna, de imposible encaje en su mandato y por ello intenta forzar su dictado, en un acto político, parlamentario y jurídico que solamente tiene una definición: la traición.
Así son traidores todos aquellos que directa o indirectamente aquellos que por acción u omisión son cómplices con su simple militancia en el partido político que ha presentado tal proposición, y por ello merecen un pacífico desprecio social, aislamiento público, y señalamiento político no son demócratas, ni amparan nuestras libertades pues pretenden tramitar y aprobar una denominada ley, que no es constitucional, prohibida por la Constitución, y en definitiva quiebran su ordenamiento buscando interés ajeno al general. Y son perjuros, hoy el individuo que los lidera, y mañana los que juren o prometan cumplir y preservar nuestra Primera Ley, puesto que ese mandato exige la inmediata retirada de la proposición, no cabe otra.
Es legítimo no compartir el contenido, en parte o en su totalidad de la Constitución, y se puede defender académica, social y políticamente esa posición, presentar propuesta, motivar el cambio y efectuarlo conforme a los mecanismos de reforma que su texto regula. Lo contrario, lo hecho, es forzar el cambio sin cumplir su mandato de reforma, es sencillamente traición, traición que cometen todos aquellos que siguen dentro de la organización que lo provoca, en buena lid jurídica, siquiera los partidos totalitarios, comunistas e independentistas, la extrema izquierda y la extrema derecha local o nacional, han llegado a tanto, puesto que presentar, no han presentado nada. Se convierte así el PSOE en un partido político al margen de la Constitución, que atesora la voluntad de violentarla sin acudir a los mecanismos de reforma que estaban a su disposición. Es lo mismo, exactamente igual, que lo practicado por los nacional SOCIALISTAS en Alemania en 1933. Así, la Ley para solucionar los peligros que acechan al Pueblo y al Estado (Gesetz zur Behebung der Not von Volk und Reich), aprobada el 23 de marzo de 1933, concedía al Canciller Adolf Hitler y a su gabinete el derecho a aprobar leyes sin la participación de la oposición en trámite alguno, lo que supuso el fin de la democracia, de la República de Weimar y de su Constitución.
Pasará lo peor, por que se han vendido por un puñado de votos, como Judas por 30 monedas, y son tan responsables los unos, activos, como los bustos parlantes que siguen en el Partido, González, Guerra, Page, Ibarra, Vara y tantos y tantos más que están demostrando que importa más el partido que la democracia, la libertad, la igualdad, la Constitución y la Nación. Es claro.
La primera línea de defensa está en el Senado del Reino, su Mesa, por eso el título del presente artículo, puede calificar negativamente la proposición de ley, por manifiesta inconstitucionalidad, y no seguir con su tramitación, bloqueando su aprobación de forma definitiva, caso contrario los miembros de la citada Mesa que consientan su tramitación, incurrirán también en traición, tipo penal perfectamente definido. Podrá el PSOE recurrir el acuerdo de la Mesa al Tribunal Constitucional, acudiendo al órgano encargado de defenderla para violentarla, pero eso no provocará la continuación del trámite parlamentario, y en el caso de fallar el citado Tribunal en favor de la constitucionalidad del texto propuesto, tampoco continuará si se recurre el citado fallo ante la justicia de la Unión Europea. Mientras no se resuelve nada y cada cual se cuece en su salsa, en su impaciencia y en su caramelo casi saboreado y no llegado a la boca, pero mientras también la Justicia y el Estado de Derecho avanzarán, y cuando los socialistas traidores hablen de error y de rectificación, habrá que recordarles aquello de «Roma traditoribus non praemiat»
HUGO DE ANDRADE, analista político.