Todo el mundo sabe que las mujeres han sido siempre las más perjudicadas en las guerras, epidemias o catástrofes. Lo advertimos con total claridad simplemente al echar una ojeada a la historia. En estos momentos tenemos preocupación por la situación actual y es fácil verificar que están siendo afectadas con más rigor por la crisis sanitaria y económica que estamos padeciendo. Se ha constatado en una encuesta realizada recientemente que el 11% de las mujeres ha perdido el empleo, frente al 8% de los hombres, las mujeres que han solicitado un ERTE son un 25% más que los varones.
El Informe Anual del Banco de España del presente año, muy completo, expone la situación padecida por el Covid 19 .En la Sección correspondiente al “trabajador futuro” se resaltan las condiciones que van a producirse en adelante: será “conectado, versátil y seguro.” El documento se ha basado en el trabajo de Child Penalty Spain e incorpora una revisión de la evolución económica y financiera española y pone de relieve que las mujeres están sobre representadas en sectores industriales como el comercio, la hostelería, la educación y actividades recreativas recomendando la ampliación de los Ertes y una agenda de reformas estructurales que aminore en la economía las fuentes importantes de vulnerabilidad.
Es reconocido que se trata del sector con mayor caída del empleo y tasa de temporalidad. Las mujeres y los jóvenes son los colectivos más afectados en cualquier situación de riesgo. En España la maternidad es tardía, el primer hijo nace cuando la mujer tiene más de 31 años. Se constata entre otros problemas, que sus ingresos laborales “caen tras el nacimiento de su primer hijo”. En cambio “el salario de los hombres apenas se ve afectado por la paternidad.” Tras el nacimiento de un hijo se incrementa la diferencia salarial fundamentalmente a causa de la reducción de la disponibilidad horaria y por tanto las madres se ven abocadas a trabajar menos horas o menos días lo que determina que puedan cobrar salarios más bajos, menos pluses y escasas bonificaciones.
Según datos de Eurostat del año 2018 un 30,8% de las mujeres entre 20 y 64 años trabaja a tiempo parcial, en cambio es el 8% de los hombres de la misma franja de edad. La diferencia en los salarios “es una realidad innegable” sobre la que hay que quejarse sin desmayos y destacar que manifestar que todas las personas son iguales ante la ley, por ahora, es solo un deseo de algunos, una frase hecha que no se acerca a la realidad.
La diferencia salarial se eleva de forma notable si se advierte el nivel de estudios de las trabajadoras. En mujeres con menor preparación la diferencia se eleva al 36%. “Las mujeres con título universitario y posición profesional reaccionan a la maternidad con menor dificultad” en cambio las que no han podido acceder a estudios superiores son más propensas a trabajar menos días o a dejar la actividad laboral. En el “actual contexto es importante desplegar medidas de apoyo para la reactivación económica de las mujeres.” como ha puesto de manifiesto el profesor Arce Director General de Economía y Estadística en el citado Banco de España.
Si bien por otra parte conviene no olvidar que aunque el cuidado y atención de los menores es una tarea muy importante y poco reconocida lo cierto es que siempre que los niños puedan recibir mejor atención y esmero educacional van a formar una sociedad de más calidad, pero sería justo que la dedicación a los hijos se desempeñara por igual. Puede ser que La persistencia en el teletrabajo, tras la crisis, ayude a conciliar las obligaciones familiares y laborales, aunque algunos advierten que hay mucha pose e “hipocresía social” sobre esta situación. Queda mucho por recorrer para alcanzar la igualdad de la que tanto se habla y tanto tarda en llegar.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN