El montaje de Teatro del Noctámbulo y el Festival de Mérida ofrece del 27 al 31 de agosto una versión contemporánea y profundamente humana del mito
Rómulo Peñalver para Digital Extremadura, Mérida, 25 de agosto de 2025.- El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida se despide esta edición con una tragedia que habla en clave de actualidad. Jasón y las furias, coproducción de la compañía extremeña Teatro del Noctámbulo y el propio certamen, ocupará la escena del Teatro Romano entre el 27 y el 31 de agosto con una propuesta dirigida por Antonio C. Guijosa y texto original de Nando López, basado en fuentes clásicas pero con una mirada contemporánea.
Una tragedia con ecos del siglo XXI
El espectáculo devuelve a los orígenes la historia de Jasón y Medea, para repensarla desde el presente. Nando López propone un viaje al momento en que ambos se conocen, cuando él busca el vellocino de oro y ella le entrega amor y complicidad. Desde ahí, se despliega una reflexión sobre la condición de los migrantes, el poder de los tiranos y la fragilidad del amor frente a la ambición y la violencia.
El dramaturgo incide en la necesidad de ofrecer una mirada “muy humana” de los protagonistas, despojándolos del aura arqueológica y abordando temas como la violencia patriarcal, la violencia vicaria o la noción misma de heroicidad, que conecta con titulares de la actualidad.
Voces del escenario
El reparto lo encabeza José Vicente Moirón como Jasón, acompañado por Carmen Mayordomo en la piel de Medea. Junto a ellos, Gabriel Moreno, José F. Ramos, Alberto Lucero, Lucía Fuengallego y Camila Almeda completan un elenco que busca interpelar al espectador desde lo íntimo y lo universal.
“El Jasón que vais a ver es un hombre que busca entender sus errores y salvar a sus hijos”, señaló Moirón. Por su parte, Mayordomo defendió la humanidad de Medea: “La Medea que vais a ver es una tipa muy humana”.
El Festival, entre el éxito y la reflexión
Con este montaje, el Festival retoma el tono trágico tras el paso de Los hermanos, la comedia que se despidió con cinco llenos absolutos y más de 16.000 espectadores. Su director, Jesús Cimarro, destacó la alternancia de géneros como una riqueza del certamen.
La consejera de Cultura, Victoria Bazaga, subrayó que este éxito reafirma a Extremadura como territorio vivo, incluso tras los momentos difíciles vividos este verano. Mientras, el delegado de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, Antonio Vélez, elogió el trabajo de equipo y la implicación institucional que sostienen al festival.
Lupa DEx
El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida ha cumplido en esta edición número 71 una trayectoria que lo reafirma como el gran faro cultural del verano extremeño y español. No es solo un certamen de artes escénicas: es también una plataforma de creación, reflexión y reivindicación, un espacio donde los mitos antiguos dialogan con las urgencias del presente.
Este año, el festival ha combinado tragedias, comedias, coproducciones extremeñas y nombres consagrados del teatro español, demostrando que el Teatro Romano sigue vivo gracias a una programación plural y arriesgada. Se han llenado varias noches con títulos diversos y que han hecho reír —como Los hermanos— o se han conmovido miles de espectadores con tragedias que han puesto el dedo en la llaga de nuestra sociedad.
La magia de Mérida está en esa doble dimensión: el poder de lo clásico y la fuerza de lo contemporáneo. Por eso, propuestas como Jasón y las furias no son simples montajes arqueológicos, sino preguntas urgentes lanzadas desde un escenario con más de dos mil años de historia. ¿Qué significa ser héroe hoy? ¿Qué precio tiene el poder? ¿Cómo enfrentarnos a las violencias que arrastramos desde el origen de nuestra cultura?
La respuesta no está en los textos, ni en las piedras: está en el público que cada verano llena las gradas, en la capacidad de la cultura para remover y en el compromiso de Extremadura con un festival que se ha convertido en patrimonio vivo. La 71ª edición lo confirma: Mérida no es pasado, es presente y futuro del teatro clásico universal.