Recientemente se ha recordado la guerra de Annual en su centenario, que se calificó de “desastre”. Sin embargo justo es poner de relieve que en esa contienda “desastrosa” tuvo lugar el descubrimiento de la anestesia epidural que se aplicó por primera vez a los militares heridos en los combates por un médico español hoy reconocido en todo el mundo, el doctor Fidel Pagés Miravé, nacido en Huesca que por su aplicación consiguió salvar muchas vidas. Murió muy joven por accidente de tráfico a los 36 años y su invento apenas se dio a conocer, precisamente un médico italiano se atribuyó el hallazgo si bien otro doctor argentino desveló la falsedad y Dogliotti que así se llamaba el plagiario, tuvo que admitir la autoría del oscense.
El plagio es muy practicado en todas las áreas del saber y no hay gran autor que se haya librado de ser tachado de plagiario. Se ha dicho que Cervantes había copiado varios capítulos del Ayax de Sófocles para el Quijote y según Julio Casares, Valle Inclán en la “Sonata de Primavera” “copió” a Gabriel D’Anunzio. En fin, la enumeración de apropiación de obras de intelectuales sería larga, aunque no puede negarse que el plagio realmente existe. Sin ir más lejos la famosa teoría de la división de poderes de Montesquieu fue formulada muchos siglos antes por Aristóteles aunque el francés hacía constantes alusiones al filósofo griego pero la historia le atribuyó la tesis sin discusión. Algunos creadores no fueron tan claros, Descartes, según nos dice Menéndez Pelayo en su obra La ciencia Española tomó sus argumentos, de la obra del jesuita español Gómez Pereira, titulada Antoniana Margarita de la que, sin duda tenía conocimiento pues había estudiado durante algún tiempo en el colegio jesuita de La fleche.
Parece que el 50% de las tesis doctorales se han apropiado de las obras o fragmentos de otros autores, aunque todas las Universidades advierten a los doctorandos sobre las graves consecuencias de tal acción.
En España, como se ha expuesto, lo sufrió de forma flagrante el Doctor Pagés Miravé. Este médico oscense cursó medicina en la Universidad de Zaragoza con premio extraordinario y presentó el doctorado en Madrid. En el año 1921 se le nombró jefe del Hospital de Melilla debiendo realizar numerosas intervenciones quirúrgicas a los heridos de la guerra de Annual. Durante la primera guerra mundial en febrero de 1917 por su gran prestigio había sido designado Delegado del Embajador de España en Viena al servicio de la Inspección de los campos de prisioneros de guerra de Austria-Hungría en colaboración con el Dr.Werner.Su trabajo fue heroíco.Murieron varios médicos españoles por las condiciones tan precarias de los campos. También él enfermó gravemente y tuvo que ser repatriado.
La técnica epidural se aplicó a los soldados y consiguió ganar tiempo al tener que intervenir con urgencia las heridas de guerra. Más tarde se utilizó en obstetricia a partir de 1935 por el Dr.Bonnica (1917-1994) un médico italiano que emigró a América y fue el que reivindicó en los EEUU el nombre del español. La epidural se utiliza para el control del dolor, su denominación nos resulta muy familiar.
Según el profesor Laín Entralgo los descubrimientos “No son un tesoro súbitamente encontrado sino producto de una búsqueda que lleva consigo el esfuerzo de años”. Parece que han llegado al descubridor como un regalo del cielo, pero nunca los hubiera tenido en “sus manos” sin un intenso estudio. A veces encierran la consagración de toda una vida.
En España se han divulgado valiosos estudios sobre Pagés como el de los doctores Herrera y M. Mulas, artículos importantes del Dr. Beláustegui en la editorial del Ministerio de Defensa y una tesis doctoral de gran valor firmada por el Dr. Ignacio Velázquez con profundo rigor. Al celebrar el centenario del hallazgo se presentó una exposición en Huesca , ciudad que valora al gran profesional, con el esfuerzo de Rafael Matilla, extraordinario militar, que se ha esforzado por difundir el trabajo de este médico que salvó de la muerte a decenas de soldados con heridas gravísimas.
La creación científica, económica, artística, posee siempre un carácter ético. Un descubrimiento es una acción importante que merece que recordemos a su autor. Cada vez que utilizamos un invento realizamos un homenaje a su descubridor. Siempre que se aplique la anestesia epidural, que forma ya parte de nuestros tratamientos cotidianos en referencia a los partos y al dolor, debe recordarse al Dr. Pagés y lo mismo sucede con Pascal, Fleming y tantos otros cuyos trabajos de investigación han sido un auténtico beneficio para la humanidad. Hay que expresarlo cuantas veces sea necesario y especialmente en su centenario.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA