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La batalla por Almaraz, un pulso entre política, economía y territorio

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Redacción DEx, 12 de febrero de 2025.- El futuro de la Central Nuclear de Almaraz ha vuelto a situarse en el centro del debate político y social, en un pulso que enfrenta las directrices del Gobierno con la presión de los municipios afectados y la creciente incertidumbre sobre el modelo energético del país. La reciente aprobación en el Congreso de una Proposición No de Ley (PNL) que insta al Ejecutivo a reconsiderar su calendario de cierre de las nucleares ha reavivado el fuego de una reivindicación que no cesa: la continuidad de Almaraz más allá de la fecha prevista en los planes de descarbonización.

La plataforma ‘Sí a Almaraz, Sí al Futuro’ ha sido la voz más contundente en esta contienda. Su presidente, Fernando Sánchez, quien también ejerce como alcalde de Belvís de Monroy, ha lanzado un mensaje directo al Gobierno: “Ya no hay excusas para no rectificar”. La presión política ha crecido, con alcaldes de municipios cercanos como Almaraz y Navalmoral de la Mata respaldando la necesidad de una prórroga. El argumento no es menor: la planta nuclear representa un 7% de la energía generada en España y sustenta alrededor de 3.000 empleos, una cifra crucial para la economía de la comarca de Campo Arañuelo.

El debate no solo se circunscribe a la esfera local. En el Congreso, miembros de la plataforma y representantes de otras regiones con centrales nucleares, como Cofrentes (Valencia), Hornachuelos (Córdoba) y Yebra (Guadalajara), se dieron cita para hacer oír su postura. Todos ellos, respaldados por la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares (AMAC), protagonizaron una concentración frente a la Cámara Baja, una imagen que refleja la preocupación compartida por el futuro energético del país.

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el silencio es, por el momento, la respuesta. El cierre de Almaraz encaja dentro del plan de descarbonización y reducción de la dependencia nuclear que España ha esbozado en los últimos años. Sin embargo, el contexto energético europeo ha cambiado, y la energía nuclear vuelve a estar sobre la mesa como una alternativa estable dentro de un sistema que apuesta por la reindustrialización.

La pugna entre la política energética del Gobierno y las necesidades económicas y sociales de la comarca de Campo Arañuelo abre un escenario incierto. Almaraz se convierte así en un símbolo de un dilema mayor: cómo garantizar una transición energética justa sin sacrificar el empleo y el desarrollo de territorios históricamente dependientes de la industria nuclear.

Mientras el reloj avanza hacia el cierre, la batalla por Almaraz sigue su curso. ¿Será la decisión del Congreso un punto de inflexión o tan solo una batalla más en una guerra sin resolver? La respuesta, como siempre, la tendrá el Gobierno.


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