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LA JAULA POLÍTICA DE EXTREMADURA

OPINIÓNEXTREMADURA
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Extremadura necesita reflexionar sobre la causa de su retraso y marginación
durante tanto tiempo y por todos los gobiernos.

Pedro Cañada. Hemos tratado de aclarar este tema, pero no parece que nos hayamos explicado
bien, o haya quien quiere introducir la niebla para que nada se vea claro.
Extremadura no es autónoma, a pesar de las instituciones que dicen lo contrario.

No puede decidir sobre sus intereses. Sus representantes no pueden llamarse sus
defensores porque dependen, en sus decisiones, no de los intereses de Extremadura, sino
de los intereses de la oligarquía partidista que ha organizado el sistema tan bien, que por
donde caigan los votos, siempre caen en su cesto.

Los dueños de los partidos, los que los crean, lo tienen bien pensado. Ellos
tienen el control de los parlamentarios que, por disciplina de partido, tienen que votar a
lo que diga y mande la dirección del mismo.

Cada partido representa los intereses de aquellos que los crean y los controlan.
Dentro de ese control, están los diputados de Extremadura, pero los intereses de los
partidos y sus dueños, no están en Extremadura, sino fuera de ella. Esto supone que los
representantes teóricos, elegidos por los extremeños, dependen, plenamente, de los
intereses de su partido pero ajenos a los de Extremadura.

¿Para qué queremos unos representantes que representan la voluntad de unos
partidos a los que no les importa Extremadura, sino sus intereses que están fuera y son
ajenos?

Esta estructura tan bien pensada, nos mantiene, a los extremeños, como en una
jaula de la que no se puede salir, salvo que se cambiara la ley electoral y la disciplina de
partido no se pudiera exigir por encima del artículo 67.2 de la Constitución, que prohíbe
el voto imperativo exigido a nuestros representantes teóricos.

Nuestros representantes solamente son representantes simbólicos, porque quien
les manda y les obliga a votar es cada partido, al que sirven por exigencia legal.
Los elegidos en Extremadura diputados o senadores, no son libres para
votar a los intereses extremeños, dependen plenamente de los partidos a los que tienen
que servir y obedecer por disciplina interna, que si no cumplen podrán ser castigados
por los mismos, y si tienen que permanecer en silencio ante las injusticias, están
obligados a votar lo que les manden, no lo que les pida su conciencia regionalista.
Si los diputados extremeños dependieran, en exclusiva, de aquellos que les
votan, no tendrían la obligación de votar contra los intereses de Extremadura por
disciplina de partido. Serían libres para votar por los intereses de los extremeños.

Por esta razón, pedimos a los extremeños que se den cuenta de que su voto
está vendido de antemano. Aunque los representantes teóricos o simbólicos quisieran

defender a Extremadura, no son libres para defenderla. Están al servicio de los partidos
que utilizan a Extremadura para servir a regiones más potentes, de las que depende,
muchas veces, su propio poder.

A Extremadura le tocará siempre perder, porque el poder de los partidos no se
decide en Extremadura, sino donde hay muchos votos y mucha presión a la que se
someten los partidos y, a veces, los propios gobiernos.

Bastaría con ver lo que ocurre cada vez que se aprueban los presupuestos
generales del Estado. Tenemos 20 parlamentarios entre Congreso y Senado, si sus votos
pesaran a favor de Extremadura, el trato sería muy diferente. A veces, un solo
parlamentario consigue, para su región, varias veces más que los 20 representantes de
Extremadura, porque nuestros diputados y senadores nunca están en esas discusiones
para defender los presupuestos en lo que afecta a Extremadura. Existen, pero como si no
existieran, son ignorados, porque nadie les da vela en ese entierro.

Una persona cualquiera es más libre a la hora de votar por su tierra, que un
diputado o senador extremeño, por la disciplina de partido.

PEDRO CAÑADA

EXTREMADURA UNIDA


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