La última novela del escritor y profesor extremeño de Alburquerque, Luis Landero, “La última función”, ha causado un gran revuelo en el mundo literario español. Publicada por Tusquets, la obra ha sido un éxito editorial inmediato, capturando la imaginación de los lectores con su narrativa evocadora y su mirada aguda sobre la vida rural y la política española.
La novela cuenta la historia de un pueblo de la Sierra de Madrid que está al borde de la desaparición. Sus tradiciones se están perdiendo, sus habitantes se ven obligados a huir a la ciudad, y sólo quedan los recuerdos de los ancianos del lugar. Sin embargo, en medio de esta desolación, los habitantes del pueblo intentan revitalizar su comunidad a través de la representación de una obra de teatro, “El Milagro y la Salvación de la Santa Niña Rosalba”, una lucha entre la maldad del demonio y la bondad de la inocencia humana.
Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, poeta y columnista, ha elogiado la novela en el diario Público, diciendo: “La novela de Luis Landero consigue imaginarse un final feliz para la última función. Nos cuenta la historia de un pueblo de la Sierra de Madrid que está condenado a quedarse vacío. Aunque también deben irse, en el equipaje de su despedida se llevan lo que un día vivieron antes de la desaparición de su comunidad”.
Landero, que fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras 2022, ha expresado su preocupación por el estado de la política en España. “En España estamos enfermos de política”, dijo, describiendo la escena política como “una mezcla de comedia, drama, sainete y esperpento, una obra de teatro sin papeles claros y donde nadie se entiende”, en declaraciones a la agencia EFE.
Landero también habló sobre los niveles de lectura en España, que aunque han aumentado, aún mantienen a más de un tercio de la población sin abrir nunca un libro. “En España nunca se ha leído, aunque ahora se lee más que antes”, dijo. Pero ahora están los teléfonos móviles, el “gran juguete, que nos hace más estúpidos de lo que somos”.
Un espejo de la realidad y el romanticismo
Además de su aguda crítica a la política y su reflexión sobre la vida rural, Landero también aborda en “La última función” la idealización del amor. “El romanticismo es un trampantojo”, asegura Landero, que afirma que “la gente se enamora porque hay que enamorarse, porque hay que vivir enamorado, como nos dicen los libros de autoayuda”.
Sin embargo, Landero no se aleja de la realidad en su obra. Sus personajes, llenos de sueños y esperanzas, se enfrentan a la “puñetera realidad”, un contraste que el autor explora con gran interés. Landero se interesa por la idea del fracaso vital, el contraste que hay “entre los sueños de la juventud cuando creemos ir con un repóker de ases, cuando creemos llevar unas cartas ganadoras, y luego la realidad, cuando resulta que no llevamos una buena mano”.
Esta idea siempre ha interesado a Landero, en gran parte debido a su padre, que se consideraba un hombre fracasado y que murió cuando él tenía 16 años. Landero considera a su padre su musa literaria, y su influencia se puede ver en la forma en que aborda el tema del fracaso en su obra.
Finalmente, Landero plantea en su novela preguntas como si una obra teatral puede cambiar la vida de quienes la representan. A pesar de la dura realidad que enfrentan sus personajes, Landero cree que el arte tiene el poder de redimir a sus personajes y cambiarlos, sacando lo mejor de cada uno. En medio de la desolación y el fracaso, Landero encuentra un rayo de esperanza en el poder transformador del arte.
A pesar de sus críticas, la última obra de Landero ofrece una visión esperanzadora y un llamado a la acción. A través de la representación de una obra de teatro, los habitantes del pueblo intentan salvar su comunidad y atraer a la gente. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la creatividad y la comunidad pueden ofrecer un rayo de esperanza.
