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La virtuosidad de Ludovico impresionó en el majestuoso Teatro Romano de Mérida

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Un piano de cola apostado en la preciosa escena del monumento emeritense daba la
bienvenida al público, que esperaba ansioso a uno de los intérpretes más reconocidos
de la música clásica contemporánea: Ludovico Einaudi.

Einaudi logró magnetizar al público con un aura casi divina que él cultiva tocando
prácticamente de espaldas, como evitando las interferencias que le pudieran ocasionar
en su arte el contacto visual con el público. Un espectáculo con una puesta escena
sencilla al principio y más tarde arropado por los músicos Federico Mecozzi al violín,
Redi Hasa al violoncello y Francesco Arcuri, encargado de la electrónica y la
percusión.

En la primera parte del concierto, Ludovico interpretó buena parte de su último
trabajo, que nació en pleno confinamiento, aprovechando la inusual oportunidad de
escribir canciones en el estado más puro e íntimo. Fueron seis impresionantes temas,
aunque dejó para el final ‘Luminous’ y ‘Underwater’, este último que también pone
nombre al disco.

El silencio reinó con cada pieza en el graderío del Teatro bimilenario. Un estado que,
al finalizar cada interpretación, abandonaban los espectadores para aplaudir y,
posteriormente, volver a sumergirse en él. Los ojos de los asistentes estaban fijos en
las manos de Einaudi.

Llegó la segunda parte de la actuación, y con él el turno para algunos de sus temas
más exitosos, recogidos en álbumes anteriores, como ‘Fly’ y ‘Divenire’, que
consiguieron los mayores aplausos de la noche. El pianista logró hacer vibrar a su
público con interpretaciones cargadas de fuerza y emotividad. El baño de aplausos
llegó con la interpretación de ‘Experience’, uno de los momentos más impresionantes
de esta mágica noche ofrecida por Ludovico en STONE&MUSIC Festival


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