En este país hay muchas leyes que exigen y promueven la igualdad de todos los ciudadanos, tanto en el derecho internacional como propias de España , entre otras la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a la que hay que añadir el Tratado de Roma y toda la extensa legislación de la Unión Europea, Reglamentos, Directivas, disposiciones administrativas. Lo que debe hacerse es exigir la normativa vigente y sobre todo promover la educación y el respeto, que en el tejido social se implante la convicción de que todos los seres humanos son iguales, criterio inherente a la Ética, el Derecho y la moderna Sociología. El ideal es que no se necesite un Ministerio con todas las personas que emplea para su función, porque se haya alcanzado la verdadera igualdad establecida en las leyes.
Pero en realidad estamos lejos, la discriminación sigue con total intensidad y apenas se rechaza con unos minutos de silencio y con denominaciones variadas ante los asesinatos de mujeres y hombres. Da igual llamarlo feminismo, machismo y añadirles la palabra vicario, No hay más que ver los anuncios, la publicidad en general. Cada vez es más patente la xenofobia y la culpabilización de los extranjeros o de los gitanos, violando incluso la presunción de inocencia y la vejación subliminal de mujeres en los medios de comunicación.
Los anuncios publicitarios siguen relegando, se utiliza el lavado más blanco, las colonias y maquillajes, con mínimas excepciones. Las niñas de rosa y los varones de azul es lo de menos, lo triste es que son centenares las mujeres asesinadas por su pareja, maridos, ex consortes y los niños que sufren horrores y hasta la muerte. Cada año sube la estadística. El último mes de mayo ha sido terrible. Hay que resolver este grave problema.
Nos invade un escepticismo al analizar lo infructuoso que resulta la actuación de algunos organismos y sistemas de prevención, como las órdenes de alejamiento. Cuando una persona está amenazada y tiene al enemigo en su casa o alrededores lo importante es que se le otorgue protección rigurosa, no una pulsera que identifique al agresor o el mandato de que se aleje. Se dice que sería muy costosa una protección mayor, pero lo es mucho más la pérdida de una vida humana y la orfandad de tantos menores que tienen que pasar el resto de su vida sin un apoyo, sin una caricia materna o paterna y el recuerdo trágico de un progenitor asesino. No es suficiente con el lenguaje inclusivo, ni las manifestaciones de dolor. Hay que reaccionar. Todos, los poderes públicos, los Inspectores, policías, amigos de los autores, vecinos. La sociedad en pie para que nunca tengamos que asistir a estas pérdidas inexplicables.
Rechazar cualquier discriminación por pequeña que sea y los chistes y chascarrillos que con sorna cruel sacan a relucir viejos tópicos así como los anuncios que denigran y se repiten sin pudor, a veces aderezados con cometarios degradantes. Es una simpleza intentar que no se llame leche materna la que da la madre al recién nacido. Hay que procurar que se borren totalmente los antecedentes del patriarcado que permanecen desde el lejano Código que se expresó en las Euménides, donde los dioses declararon inocente al matricida, proclamando que la madre no es verdaderamente progenitora, honor que corresponde solo al padre y se quedaron tan tranquilos. Aunque han pasado muchos siglos lo triste es que aún se establezcan tratos diferenciales entre los sexos, en las familias, en los trabajos, en relación con los lugares de origen, en la esfera social.
La Constitución debe imponerse. No puede prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra circunstancia personal o social. Aplicar este precepto es lo que hay que exigir con rigor.
Invertir en educación, respeto y valores sociales para la pacífica convivencia y poder alcanzar el Universo moral como el ideal que han puesto de relieve importantes filósofos, como Jurgen Habermas. La sociedad está realmente estremecida ante los crímenes de las niñas de Tenerife que ha coincidido con el asesinato de otra madre menor de edad. Parece que los presuntos culpables eran violentos. Habían atacado a su ex pareja y otros varios altercados. Vigilar estas conductas y no permitir la custodia de los hijos a personas que hayan protagonizado repetidas situaciones de fuerza aunque parezcan padres amorosos.