Dentro exactamente de 12 días, los españoles tenemos una nueva cita con las urnas, para elegir a diputados y senadores, en una próxima legislatura, teóricamente para cuatro años, regiDos en plena democracia por una norma electoral, la ley D’hont, caduca, obsoleta y definitivamente injusta ya que en su aplicación es evidente que favorece a las grandes formaciones políticas y a las nacionalistas en detrimento de los partidos más pequeños, ya que obliga a aplicar un sistema de cálculo que hace que el voto no valga lo mismo en una provincia que en otra.
Dicho lo cual, tal y como está cOnformado el panorama actual, con diversidad de opciones, fundamentalmente cinco, que han enterrado al bipartidismo otrora reinante, va a ser que el próximo domingo 28 de abril la política en nuestro país tenga una configuración novedosa por los resultados que se atisban y no pORque las encuestas lo afirmen sino porque el ambiente que se vive en el día a día así lo ratifica.
A ese tanto por ciento llamativo, por no decir escandaloso, del 41% de indecisos, lo cual hace que los partidos echen el resto por arañar los votos que sean y añadirlos a su morral, se une la siempre temible abstención, lo cual multiplica aun más la incertidumbre aunque en la generalidad de las opiniones se afirme que el PSOE va a obtener la victoria, que eso está por ver por mucho que nos lo remarquen un día sí y otro también, a lo que hay que sumar los inevitables pactos de gobernabilidad. La incógnita está si el bloque de centro derecha se une y le da la batalla a Pedro Sánchez y sus intenciones o se complica la cosa por mor de los resultados y haya que ir a una nueva cita, lo cual tampoco sería ni imposible ni extraño.
Estamos en pleno siglo XXI, y todo el mundo está de acuerdo en que la ley D’hont hay que reformarla pero no se hace. Que la jornada de reflexión que obligatoriamente hay que soportar el día antes de la cita electoral, hay que asumirla y que los debates entre los candidatos sigan trufados de intereses, componendas y trabas siendo tan responsables, pero a peor, los partidos en liza y aquellos medios, fundamentalmente las televisiones, que los organizan.
Llevamos años debatiendo sobre la necesariedad de reformar la normativa electoral y adecuarla a lo que ha evolucionado la sociedad en concreto en España pero hete aquí que en la actualidad tenemos cinco citas electorales en apenas 18 días y seguimos igual, con el consiguiente cabreo de los perjudicados. ¿Para cuando se va a dejar si ha habido ocasión y tiempo de adecuarla ? Nos parece que tal y como lo vemos, complicado nos resulta.
En cuanto a la jornada de reflexión nos parece una soberana gilipollez como si realmente necesitáramos tal día para dilucidar a quienes vamos a votar. Los militantes y simpatizantes no tienen duda al igual que los que se inclinen por la abstención y los indecisos hasta que no vean la mesa de marras con las papeletas no van a optar por meter sus votos en la urnas. Si a ello añadimos que tampoco se pueden publicar encuestas – algunos dicen que para lo que sirven – aunque haya que recurrir a medios extranjeros para saber de las mismas, estamos aviados.
Por último, los debates y sus avatares. En un país donde la democracia ¿ realmente está asentada?, y ejemplos en el mundo hay a barullo, no solo son necesarios sino abundantes para que los electores conozcan y asimilen los programas que han elaborado los partidos para que los apliquen los candidatos elegidos, siempre pensando en el beneficio y progreso de la sociedad y decidamos a quien votar con conocimiento de causa. Pero en España no es así y a las pruebas históricas nos referimos. El último ejemplo lo hemos tenido en la pasada noche en TVE donde seis candidatos iban a deleitarnos con sus programas económicos y lo que vimos fue rifirrafes continuos y soberanamente extemporáneos hasta el punto que cuando acabó el mismo sí llegamos a una conclusión: que seguimos igual de torpes, obtusos …y cabreados.
Este Miércoles de la Pasión nos desayunamos con que la Junta Electoral central prohibe al representante de VOX participar en el debate que ha programado A3 Media y para más inri, que el PSOE decide no participar en el mismo y sí hacerlo en TVE, donde tampoco intervendrá VOX. Y no serán estas las últimas noticias al respecto, seguro que no.
Menos mal que nos quedan Facebook, Instagram, Whatssap y Linkedin donde algunos partidos se han volcado desdeñando mítines y otro tipo de acciones en desuso para llegar a los votantes. Las redes sociales, el celular, la tablet y la computadora son hoy día los instrumentos imprescindibles para estar al tanto de lo que ocurre en nuestro mundo al instante y se han hecho tan necesarias como temidas por lo que vaticinamos que en ellas estará realmente el quid de las próximas elecciones, como una forma evidente de rebelarse contra el sistema actual, caduco y obsoleto que se empeñan en imponernos cuando lo inteligente, moderno y práctico sería una ley electoral adecuada, equilibrada y justa, que hasta el último instante de la votación pudiéramos libremente actuar sin tener que » reflexionar» impositivamente y que antes de ello pudiéramos asistir a debates democráticos y abiertos que alimentaran nuestra cultura política, económica, cultural y social para seguir progresando adecuada y libremente. Pero es mucho pedir en un sistema que de momento todo lo puede y nadie, es obvio, lo quiere.
El autor es miembro activo de CONTEXTO ACTUAL, grupo de opinión crítica formado por especialistas en diversas materias, preocupados por la situación actual.