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Los artesanos piden que se controle a la competencia desleal en las ferias de muestras

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El gerente de la asociación, José Ignacio Albalá, ha señalado que muchas de las empresas que participan en estas ferias y los productos que venden no se pueden catalogar como artesanos, ya que los procesos de producción se alejan mucho de los oficios tradicionales que quieren representar.

«No hay sensibilidad en las administraciones a la hora de proteger la comercialización de los productos artesanos», ha dicho este martes el representante de la asociación en la presentación de la II Feria Internacional de Artesanía de Cáceres que se celebra del 28 de marzo al 1 de abril en la capital cacereña.

Albalá ha pedido más protección para este sector que en la región está compuesto por unas 900 empresas, aunque solo unas 260 están inscritas de forma voluntaria en el Registro de Artesanos y Empresas Artesanas de la Junta de Extremadura. Entre todas, dan trabajo a unas 1.500 personas y aportan un volumen de facturación de más de 100 millones de euros al año.

La mayoría son empresas familiares pero también hay algunas, como una de Don Benito que fabrica navajas, que cuenta con unos 50 trabajadores u otra de Hervás que se dedica a la peletería y que tiene en el taller a unos 20 empleados.

Albalá se ha lamentado también del problema del relevo generacional ya que la mayoría de los artesanos extremeños tienen ya una edad avanzada y son pocos los jóvenes que se acercan a este mundo. Para paliar esta circunstancia, desde la Junta de Extremadura se lanzó una línea de ayudas a los maestros artesanos que contratasen jóvenes para enseñarles el oficio. La subvención podría llegar a los 30.000 euros en tres años.

Y es que la escasez de los centros de formación es otro de los problemas del sector de la artesanía, que se recupera poco a poco de la crisis económica de los últimos años. «Se va notando la recuperación pero como está muy asociado a la decoración, el proceso es más lento», ha explicado Albalá que ha pedido que se regulen también los márgenes comerciales y se favorezca la fiscalidad de los oficios artesanos debido a la dedicación que hay que emplear en la producción y la inversión de los materiales.

Como ejemplo, se ha referido a la elaboración de una gorra de montehermoseña, en la que hay que emplear ocho horas durante tres días para luego venderla a unos 50 euros. «Si echamos cuentas la hora de trabajo sale a unos dos euros», se ha lamentado el representante de los artesanos extremeños.

Para impulsar este sector en la región existen seis centros de promoción de la artesanía ubicados en las ciudades de Cáceres, Plasencia, Trujillo, Badajoz, Villafranca de los Barros y Llerena, en los que se pueden comprar diversidad de productos y acercarse a la elaboración de estos.


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