Madera de líder

Me interesa mucho la figura del líder. No porque yo sea una creyente de mitos, ni mucho menos, sino por su influencia indiscutible en la sociedad. No estoy refiriéndome al líder político, que también, sino a cualquier persona que ejerce un influjo en el entorno, más o menos grande, en el que vive.

Creo que el líder es necesario. Incluso las organizaciones que dicen no tenerlo se engañan. Como lo hacen quienes creen que el líder, que no es exactamente lo mismo que el jefe, es siempre positivo.

No es cierto, existen también los líderes negativos, personas, personajes, que arrastran a los suyos a los infiernos de una u otra naturaleza. Todos conocemos alguno. De los que crean desconfianza, ira, envidia… división.

Es curioso y apasionante observar a los líderes, sus relaciones, sus afectos, su metodología. Los hay carismáticos, son aquellos que digan lo que digan arrasan entre sus admiradores, aunque tengan muy controladas sus actuaciones y esfuerzos. Porque esa  es otra, el líder no es siempre trabajador genuino y sistemático. Hace trabajar a los suyos, eso sí, pero a veces no sabe o quiere hacer lo qué propone.

Hubo un tiempo en el que se diferenciaban claramente los espacios públicos y privados. Lo educativo y lo técnico. Pero hoy, con el amplio empuje de lo emocional y psicológico, las empresas usan los primeros conceptos de dinámica de grupos para adiestrar a sus directivos, aunque solo tengan como fines la venta de un producto en el mercado. Que también necesita líderes.

Dicen los entendidos que las personas con capacidad de liderazgo han de poseer unas condiciones que van desde la consistencia a la flexibilidad, pasando por la empatía y la amabilidad junto con la humildad y la pasión. Predicando con el ejemplo, creando seguridad psicológica, dejando rastro.

Sorprendentemente, la sociedad actual crea líderes de barro que destruye una y otra vez para crear otros, que a su vez vuelve a destruir…y así hasta el infinito. No quiere huellas indelebles que la obliguen a seleccionar seriamente, a posicionarse. No olvidemos que es la época de la bisutería, del diseño, del probar y tirar…como los kleenex . Y todos somos cómplices.

Escuchaba yo, hace unas cuantas noches, la tertulia sobre los primeros pasos que vuelven a darse para restituir (o al menos eso dicen) la plena autonomía y libertad a la cadena de televisión pública de este país. De ser como lo contaron, han existido  personas, periodistas, que (arriesgando) desde la propia empresa han influido para volver a situaciones similares a las de la cadena británica que todo el mundo pone de ejemplo cuando cita la independencia de los medios frente al poder económico y político. Y eso está, en mi parecer, muy bien. Aunque ya pueden trabajar con el resto de cadenas cuya programación, por lo general, ha caído a niveles muy bajos en relación con la inteligencia. Y es que, a veces, los liderazgos también son inanimados.

Carmen Heras