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Manifestación en Hornachos: La familia de Francisca Cadenas sigue en vilo ante su desaparición

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Su desaparición mantiene en vilo a la familia, que descarta que se haya ido «por su propia voluntad», según ha señalado a Efe el hijo menor de Francisca Cadenas, José Antonio Meneses.

Tras numerosos operativos de búsqueda nada más perderle la pista, ahora sus esperanzas están puestas en la labor de los investigadores, que espera estén haciendo «un trabajo de manera precisa y exhaustiva» para dar con el paradero de su madre.

Pero cada día que pasa la desazón es mayor porque han pasado tres meses y no tienen «absolutamente nada de información».

La familia quiere que se implique la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y no entienden «por qué en unas desapariciones intervine la UCO de una manera directa e inmediata y en otras no», como ocurre con la de su madre.

Para que su caso «no caiga en el olvido», cada martes los vecinos y familiares de Francisca Cadenas protagonizan una concentración en la plaza del municipio, donde reciben el calor y apoyo de la gente, que agradecen profundamente y sin el cual, según Meneses, les sería «imposible seguir adelante».

Además, una vez al mes realizan una concentración en la Ermita de la Virgen de los Remedios.

En esta ocasión, al cumplirse tres meses de la desaparición, han convocado un acto especial con una manifestación que parte de la plaza, recorre varias calles, incluida la de la casa de Francisca Cadenas, y finaliza en la explanada de la ermita.

A continuación, habrá una suelta de globos y un recital/oración a cargo de la Coral Municipal de Hornachos y «Five» en el interior de la ermita.

En el acto, la familia estará arropada por el presidente de la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QSDGlobal, el periodista Paco Lobatón, y la directora de la misma, Anabel Carrillo.

Francisca Cadenas, de 59 años, se encuentra en paradero desconocido desde la noche del martes 9 de mayo cuando salió de su casa un momento para despedir a una familia amiga y su hija, a la que había estado cuidando durante la tarde.

Tras despedirse, retomó el camino de vuelta a su casa, situada en una calle cortada, pero nunca llegó a ella.

De cabello rubio, ojos azules y 1,70 metros de altura, la mujer vestía mallas deportivas oscuras, camiseta de manga corta rosa y zapatillas de deporte la última vez que se la vio, en torno a las 23:00 horas de esa noche.


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