‘Divas’ ha sido el epicentro de una tormenta mediática que no ha hecho más que avivar la llama del fenómeno Melody. La cantante andaluza, curtida en los escenarios desde su niñez, ha convertido la polémica en plataforma y el revuelo en renacimiento. Una de cal y otra de arena en el camino de quien, con voz y presencia, ha sabido volver a ocupar un lugar en el trono del pop latino.
Rómulo Peñalver, Madrid, 1 de junio de 2025.-
Del linchamiento virtual al aplauso en directo
Lo que comenzó como un aluvión de críticas en redes sociales por una canción —Divas— que muchos consideraron superficial, excesiva o fuera de tono, ha terminado por convertirse en el trampolín de una artista que nunca dejó de estar, pero que ahora ha sabido reaparecer. Melody, la sevillana de voz prodigiosa y técnica impecable, ha vuelto a sonar con fuerza en playlists, portadas y escenarios.
Divas puede gustar más o menos, pero es innegable su poder para generar conversación. Y en un mercado saturado de lo efímero, que hablen de una canción —para bien o para mal— es una victoria en sí misma. La letra, provocadora y cargada de referencias pop, ha polarizado opiniones, sí, pero también ha abierto un debate sobre el derecho de las mujeres artistas a jugar con los códigos de la sensualidad, el empoderamiento y la extravagancia sin ser lapidadas por ello.
Una voz con escuela, un cuerpo con ritmo, una carrera con memoria
Lo que no se discute es el talento. Melody no necesita autotune ni dobles tomas para emocionar con un bolero o levantar una fiesta con un reguetón. Su potencia vocal, educada desde niña, lleva la impronta de la vieja escuela: respiración, matiz, timbre. Canta con el pecho, con el alma y con la experiencia de quien lleva más de dos décadas en la industria.
Quienes la encasillaron en el recuerdo de El baile del gorila olvidaron que aquella niña creció, maduró y se formó. Y lo demuestra en cada directo, donde no hay playback que valga ni escenografía que maquille. Sus conciertos, ahora llenos, no solo son una reivindicación musical, sino también personal: Melody ha vuelto, pero en realidad nunca se fue.
Este verano: del ruido al rugido
Lo que viene es un verano caliente, no solo por las temperaturas. Melody arrasa con una gira que ya tiene fechas agotadas en Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga y Valencia. Su presencia escénica, sumada a un repertorio que equilibra hits nostálgicos y nuevos temazos, está convirtiendo cada concierto en un acontecimiento.
Porque si algo ha logrado Divas, más allá de la controversia, es recordarnos que Melody tiene algo que no se entrena: magnetismo. Y el público —ese juez menos cruel que las redes sociales— se lo está reconociendo.
La diva que no pidió permiso para volver
El caso de Melody es un ejemplo perfecto del viejo axioma: que hablen, aunque sea mal. Ha recibido una de cal y otra de arena, pero ha sabido transformar la crítica en gasolina, y la polémica, en una autopista hacia la cima.
Melody no ha vuelto porque el público la echara de menos, sino porque decidió que era el momento. Y lo ha hecho con estilo, con escuela… y con una canción que, guste o no, ya forma parte del paisaje sonoro de este verano.
Una diva con todas las letras.