Rómulo Peñalver para Digital Extremadura, seis de agosto de 2025.– En el corazón de Monfragüe, entre jaras, encinas y el murmullo invisible de los buitres, esta mañana de miércoles se ha abierto una puerta que no solo da paso al monte, sino también a la esperanza: cuatro cachorros de lince ibérico han sido puestos en semilibertad, acompañados de su madre adoptiva, una hembra ejemplar llamada Flora que los ha criado como propios tras perder a sus verdaderas madres.
El responsable del gesto, Germán Puebla, director general de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura, ha asistido al acto visiblemente emocionado. “Esto no es solo una liberación, es una lección de vida y de compromiso con nuestra biodiversidad. Flora nos ha enseñado más sobre maternidad y adaptación que muchos manuales de etología”, ha declarado.
Los cuatro pequeños nacieron de dos linces atropelladas en las carreteras de Navalmoral de la Mata y el Valle de Matachel con apenas un mes de diferencia. La tecnología —en forma de collares de radiofrecuencia— permitió localizarlos a tiempo y trasladarlos al Centro de Cría en Cautividad de Zarza de Granadilla. Allí, con biberón en mano y mucha paciencia, comenzaron su nueva vida. Pero fue Flora quien completó el milagro.
“La forma en que los acogió, cómo les enseñó a cazar conejos, cómo les cuidó como si fueran suyos… ha sido asombrosa”, ha relatado Puebla. Y es que el instinto de Flora —una hembra que también pasó por un proceso de reintroducción— ha resultado clave para la supervivencia y formación de estos linces, que ahora inician su propio proceso de adaptación en una cerca habilitada dentro del Parque Nacional.
Durante los próximos cuatro o cinco meses, los cinco ejemplares aprenderán a enfrentarse al mundo real. La zona, especialmente protegida, sirve como escuela natural antes de su liberación definitiva. “Ya hay otros dos linces adultos por la zona, también monitorizados con collares. La idea es observar cómo se relacionan con ellos y evaluar su capacidad de autonomía”, ha explicado el director general.
La iniciativa forma parte del proyecto europeo LIFE Plus, centrado en la recuperación del lince ibérico en la Península Ibérica, una especie que llegó a estar al borde de la extinción y que poco a poco vuelve a recuperar su territorio natural. Monfragüe, joya medioambiental del suroeste peninsular, se convierte así en un aula de libertad y renacer.
“No queremos linces en zoológicos, queremos linces libres, como siempre han sido”, ha sentenciado Germán Puebla, dejando claro el objetivo de toda una estrategia de conservación basada en el respeto y el equilibrio ecológico.
Hoy, la dehesa extremeña ha susurrado un nuevo capítulo de vida. Y aunque ellos no lo sepan, esos cuatro cachorros y su madre adoptiva se han convertido en símbolo de un futuro que aún puede escribirse en verde.