El adiós más triste: la música se queda sin su filósofo eléctrico
Paco de Borja, 10 de diciembre de 2025.- El rock español amanece de luto. Robe Iniesta, el creador indomable, el poeta eléctrico de Plasencia, el líder que convirtió la herida en belleza y la belleza en libertad, ha fallecido a los 63 años víctima de una grave enfermedad diagnosticada hace un año.
La noticia ha sacudido al mundo de la música como un mazazo silencioso e insoportable. Se va un hombre —pero queda una leyenda.
Un icono irrepetible que cambió el rumbo del rock
Robe no solo fue la voz y alma de Extremoduro. Fue un movimiento, un lenguaje, un latido. Desde los años noventa hasta hoy, dejó un legado incontestable: canciones que vibran, muerden, incendian y consuelan. Obras maestras como La ley innata, Agíla, Mayéutica o Se nos lleva el aire han reconfigurado el canon del rock en castellano, mezclando visceralidad, filosofía, ternura y rebeldía.
Extremadura pierde a uno de sus hijos más luminosos; el rock español, a su más profundo innovador.
Generaciones enteras crecieron escuchando su voz rota capaz de decir lo que nadie decía, de sentir lo que todos sentíamos. Sus conciertos multitudinarios fueron encuentros multigeneracionales, auténticos rituales donde se mezclaban quienes habían crecido con él en los noventa y quienes lo descubrieron ya en su etapa en solitario.
Robe enarboló siempre una bandera: libertad, humanidad y comunicación. Nunca cedió al mercado. Nunca renunció a ser él.
La enfermedad que obligó al silencio
En noviembre de 2024 canceló los conciertos finales de Ni Santos ni Inocentes por un tromboembolismo pulmonar. Aun así, prometió volver. Prometió más vida, más música. Pero la vida escribió sus propios renglones.
El comunicado publicado hoy, 10 de diciembre de 2025, lo dice sin rodeos: “Nos toca escribir la nota más triste de nuestra vida. Hoy despedimos al último gran filósofo, al último gran humanista y literato contemporáneo de lengua hispana”. La causa de la muerte no ha sido detallada.
En los próximos días se comunicará el lugar y la hora del homenaje público en Plasencia.
Una obra inmortal que seguirá respirando
Desde 1987, Extremoduro rompió moldes, ventas y etiquetas. Once discos de estudio, himnos inagotables y una carrera que desafió a la industria y sobrevivió a todas las modas. Su etapa en solitario fue igual de conmovedora: Lo que aletea en nuestras cabezas (2015) abrió un camino que culminó en discos celebrados por crítica y público.
Cada verso suyo, cada rugido guitarrero, cada pausa reflexiva, quedará en la memoria colectiva del país.
Robe Iniesta: El hombre que enseñó a pensar con una guitarra
No fue solo un músico. Fue un humanista salvaje, un poeta callejero con lecturas infinitas, un creador que convirtió la duda en canción y la crudeza en belleza luminosa.
Su figura trasciende géneros y generaciones. Si hoy España llora, es porque Robe nos enseñó a mirar dentro, a no rendirnos, a entender que la vida —como su música— es dura, dulce, incómoda y profundamente libre.
Robe fue escuela para miles de artistas, refugio para miles de jóvenes, y memoria viva para millones de oyentes.
En un país donde el ruido suele vencer a la verdad, él eligió la verdad, aunque doliera. Aunque incendiara.
Extremadura y España pierden a un creador irrepetible.
Su obra, sin embargo, seguirá respirando.
Porque mientras alguien escuche Mayéutica, mientras alguien se rompa con Se nos lleva el aire, mientras alguien se encuentre en La ley innata, Robe Iniesta seguirá aquí.
Vivo en cada verso. Vivo en cada acorde. Vivo en cada uno de nosotros.








