El devastador incendio que se declaró el lunes en Notre Dame de París no ha conseguido acabar con la estructura que, según los bomberos, «está a salvo y preservada» pese a que hará falta una gran labor de restauración ya que «dos tercios de la techumbre se han quemado», en palabras del ministro francés de Cultura, Franck Riester. Las autoridades francesas han destacado la importancia de la rápida intervención de los bomberos que, de haber actuado media hora más tarde, no hubieran podido evitar la total destrucción del templo. La investigación, por otra parte, se centra en la hipótesis de un origen accidental del incendio «Nada por ahora va en la línea de un acto voluntario», ha señalado en declaraciones a la prensa el fiscal de París, Rémi Heitz, que es el responsable de la investigación.
El secretario de Estado francés de Interior, Laurent Nuñez, ha declarado en el lugar del suceso que “el salvamento de Notre Dame “se jugó en un cuarto de hora o en treinta minutos”. En ese lapso de tiempo un grupo de bomberos subió a las torres y pudo evitar su derrumbe. “Una veintena de funcionarios, poniendo en peligro sus vidas entraron en las dos torres para abordar el fuego desde el interior y eso permitió salvar el edificio”, ha señalado el número dos de Interior. Nuñez ha asegurado que la preocupación ahora de las autoridades es “la seguridad del edificio” y ha revelado que se han detectado “algunos puntos vulnerables”, sobre todo en las bóvedas y en una parte del transepto norte, lo que ha llevado a evacuar cinco edificios de viviendas colindantes con carácter preventivo. Durante las próximas 48 horas se van a prolongar los trabajos para asegurar la estructura del edificio en aquellos puntos más sensibles. Una vez finalizados, se podrá entrar en el edificio para rescatar las obras que todavía quedan en su interior, algunas de las cuales no han resultado dañadas.
La Fiscalía abrió el mismo lunes por la noche una investigación por “destrucción involuntaria por incendio”. Y este martes por la mañana, el ministro de Cultura francés, Franck Riester, ha coincidido en que la hipótesis más probable es la de un incendio accidental que pareció iniciarse en torno a la aguja de la catedral donde se estaban realizando obras de restauración, para lo cual se había montado un andamiaje de 100 metros de altura. Cinco empresas trabajaban en esa restauración y los interrogatorios de la quincena de empleados que estaban presentes han comenzado. La flecha o aguja del templo de 800 años de antigüedad se hundió a última hora de la tarde del lunes, ante la consternación de las numerosas personas que en ese momento observaban la evolución de las llamas desde el exterior de Notre Dame.
Riester ha hecho un rápido recuento de algunos de los principales elementos de la catedral y ha señalado que el crucero y el transepto norte se han hundido, pero también que “el tesoro de Notre Dame de París se ha salvado gracias al trabajo excepcional de los bomberos” y se encuentra a resguardo en el Ayuntamiento. Dentro de ese tesoro, la pieza más conocida es la túnica de lino del rey San Luis, del siglo XIII.
El principal rosetón en la cara norte “se ha podido preservar”, según el titular de Cultura, que se ha mostrado más cauto sobre los otros dos, en espera de que se pueda verificar su estado. Ha reconocido que los vitrales han sufrido daños y no ha querido adelantar su opinión sobre la situación de los grandes cuadros, que por su dimensión no pudieron ser evacuados. Han quedado en pie las dos torres y la fachada íntegramente y, según los primeros elementos, el principal órgano -había tres- se ha salvado aunque habrá que restaurarlo.
El ministro ha hecho hincapié en que “hay una gran inquietud” por el impacto que haya podido causar, sobre todo en las vigas de madera, el agua utilizada para la extinción del fuego. Queda claro, a tenor de lo que han opinado todos los expertos y de los que han hecho los propios bomberos, que son los que saben cómo hay que afrontar un desastre de este tipo, que la sugerencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando el fuego todavía arreciaba era una barbaridad.
“Qué horrible ver el enorme incendio en la catedral de Notre Dame en París. Tal vez los aviones cisterna cargados de agua podrían usarse para apagarlo. ¡Deben actuar rápidamente!”, escribió Trump en Twitter.
Ante la magnitud del desastre, ha insistido en que el Estado asumirá su responsabilidad en la reconstrucción que ya desde el lunes por la noche anunció el presidente francés, Emmanuel Macron, y en paralelo ha confirmado que se va a poner en marcha “una gran suscripción nacional” para que los particulares puedan aportar fondos. De hecho, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ya ha propuesto la celebración de “una conferencia internacional de donantes” en la que participarían expertos y que serviría para recaudar fondos.
A Macron el incendio le pilló cuando estaba a punto de pronunciar uno de los discursos más importantes de su carrera política, una alocución televisiva en la que iba a desgranar las principales medidas adoptadas tras haber consultado al pueblo para frenar la revuelta de los “chalecos amarillos”. Su intención era dar un nuevo impulso a su mandato en uno de los momentos más bajos de su popularidad pero la tragedia de Notre Dame, y sobre todo el sentimiento de unidad que ha infundido a los franceses para hacerle frente, da una tregua al presidente.
Los “chalecos amarillos” han llevado a la calle sus movilizaciones, en ocasiones muy violentas, desde octubre de 2018. Por ese motivo, el primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció hace justo una semana en la Asamblea Nacional que el Presidente el anuncio de decisiones “potentes y concretas” en materia de fiscalidad, un guiño a la población tras la mayor crisis social que ha vivido el Ejecutivo, y que debería concretarse en los próximos días con un mensaje público de Macron. El Elíseo se ha negado a comentar las filtraciones aparecidas este martes en varios medios sobre elementos de esa alocución cancelada en el último minuto y, a través de una portavoz, se ha limitado a indicar que la intervención de Macron se ha aplazado sin fecha. Una de las medidas estrella que contenía esa intervención, según la emisora “France Info”, era una moratoria para las subidas fiscales y una bajada del impuesto sobre la renta.
Respecto al incendio, la presidenta de la región Île-de-France a la que pertenece París, Valérie Pécresse, ha comprometido 10 millones de euros, tras hacer notar que “esta reconstrucción va a costar muy cara y vamos a dedicarnos desde ahora”. Desde anoche, han empezado a afluir algunas donaciones de grandes multimillonarios franceses, como las de la familia Arnault (propietaria de LVMH), que ha prometido que pondrá 200 millones de euros, y los Pinault (accionistas del otro gran grupo del lujo, Kering), que aportarán 100 millones de euros.
Mientras tanto, el Servicio de Bomberos de París ha informado de que dos agentes de la Policía y un bombero han resultado heridos leves en el transcurso de las labores de extinción del incendio registrado en la catedral de Notre Dame, que esta martes se ha dado por controlado. “Tras más de nueve horas de feroz combate, más de 400 bomberos de París han trabajado contra el terrible incendio. Dos policías y un bombero han resultado heridos leves”, ha informado el cuerpo de Bomberos de París, en su cuenta oficial de la red social Twitter, en la que se ofrecen imágenes impactantes del desastre.
También el servicio de Bomberos de la capital gala ha asegurado que la “estructura de la catedral se ha salvado” y ha señalado que las “principales obras de arte” han sido protegidas “gracias a la acción combinada de diferentes servicios del Estado”.
