

Cuando uno piensa en David Villa siempre lo asocia al gol. A la suerte suprema del fútbol. Y no es casualidad. El delantero asturiano deja un rastro difícilmente igualable. Una capacidad anotadora de otra galaxia que le ha llevado a convertirse en uno de los jugadores más valiosos de la historia del fútbol.
365 goles que ha repartido entre los ocho clubes profesionales a los que ha pertenecido. 41 en el Sporting, 38 en el Zaragoza, 129 en el Valencia, 48 en el Barcelona, 15 en el Atlético, 2 en el Melbourne City, 126 en el New York City y 22 en el Vissel Kobe (y los que puede marcar de aquí a final de año. Sin duda, una barbaridad al alcance de muy pocos.


Pero los goles de Villa no han sido de cara a la galería. Sus tantos han valido para que su palmarés fuera en aumento. Hasta catorce títulos colectivos y unos cuantos más individuales adornan las vitrinas de su casa. Un mundial, una Eurocopa, un Mundial de Clubs (Barcelona 2010). Una Liga de Campeones (Barcelona 10/11), una Súpercopa de Europa (Barcelona 11/12), tres Ligas (Barcelona 10/11 y 12/13 y Atlético 13/14). Tres Copas del Rey (Zaragoza, Valencia y Barcelona). Y por último tres Supercopas de España (Zaragoza 04 y Barcelona 10-11).
A los títulos colectivos, a los que siempre dio más importancia, Villa le ha unido trofeos individuales. El más preciado el de máximo goleador de la Eurocopa 08 y el de bota de plata del Mundial 2010. Pero también 4 trofeos Zarra (de mejor goleador español de la Liga) y sobre todo el honor de ser el máximo goleador de la historia de la selección española con 59 goles.