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Operar en divisas clásicas vs criptomonedas

ECONOMÍA
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Sin embargo, el comercio de monedas nacionales está encontrando una competencia directa en el mercado de las criptomonedas. Un espacio de operaciones financieras similar al mercado de divisas (hasta se podría decir que casi igual) pero que le está comiendo terreno a las divisas clásicas. ¿Por qué?

La volatilidad de las monedas electrónicas, clave en su auge

Una de las principales diferencias entre criptomonedas y divisas de toda la vida es que las primeras cuentan con una volatilidad desmedida en su valor. Esto es una consecuencia directa de sus características básicas. Al fin y al cabo, cualquier criptomoneda es un objeto de intercambio que no está relacionado a materia física alguna, sino que depende totalmente de la ley de la oferta y la demanda y, por lo tanto, de la psicología de los inversores.

Así pues, el precio de un Bitcoin o de cualquier otra criptomoneda puede sufrir caídas del 50%, 60% o 70%, siempre y cuando la comunidad inversora considere que su precio está demasiado alto. Además, otro factor importante respecto a las divisas electrónicas es que la gran mayoría de ellas no cuenta con una organización o institución que las regule, son descentralizadas. Esto aumenta todavía más su volatilidad.

Al contrario, las divisas clásicas si están relacionadas con las realidades económicas de sus países de origen y, además, cuentan con un banco central que las regula e impone tipos de interés sobre ellas. De ahí que su volatilidad sea mucho menor.

Al final, cuanta mayor sea la volatilidad de un activo, mayores son los beneficios y las pérdidas potenciales. Y, por ello, la alta volatilidad de las criptomonedas se adapta perfectamente al pequeño inversor que quiere hacer una fortuna con un ingreso mínimo.

Las divisas clásicas cuentan con una fiabilidad mucho mayor

Por la misma regla que el caso anterior, las divisas clásicas (dólar norteamericano, peso mexicano, euro, libra esterlina, bolívar, etc.) son mucho más fiables que las criptomonedas. Simplemente por el hecho de contar con el respaldo de un país y un banco central, las posibilidades de que una moneda nacional entre en quiebra son remotas si las comparamos con las de una divisa electrónica. De ahí que grandes inversores prefieran invertir en un producto que, aunque no le aporte beneficios tan espectaculares, sí le asegure que sus inversiones están a buen recaudo.

Por su parte, las criptomonedas todavía no se han librado de ese estigma que las acompaña desde sus primeros días que las califica como una especie de estafa o de producto sin valor alguno. De ahí que muchos traders no se fíen de este tipo de productos.

Por ahora, el dinero de toda la vida es más cómodo

Probablemente, llegará un día en el que las criptomonedas sean el elemento de pago más cómodo en el mundo. Pero ese momento no ha llegado todavía y el ritmo y costumbres de nuestras sociedades se adapta mejor a las monedas de toda la vida.

Pese a todo, sí hay criptomonedas que han intentado solucionar esa brecha existente entre las criptomonedas y el uso diario. En este sentido, la principal iniciativa para la creación de una divisa electrónica que se adapte al uso diario es el Litecoin. Sus creadores intentaron solucionar esta brecha construyendo un formato mucho más apropiado para los pagos diarios, fraccionando cada unidad en 10.000 unidades más pequeñas, multiplicando la velocidad de minería del Bitcoin por cuatro y facilitando su minería respecto al proceso necesario en otras monedas electrónicas.

Gracias a este enfoque diferencial respecto al resto del sector, el LTC ha conseguido situarse entre las criptomonedas más cotizadas —junto al BTC, Ether y Bitcoin Cash— pese a guardar un aspecto técnico muy similar al del Bitcoin.

Las divisas nacionales, ajenas a las ‘psicosis colectivas’

Un poco en relación con el segundo punto, también cabe destacar que las monedas nacionales no se ven envueltas con tanta asiduidad como las criptomonedas en publicaciones agoreras o exageradas que afirman que el Bitcoin “no vale nada” o que “vale más de 20.000 dólares”.

Hoy en día, las criptomonedas todavía se encuentran en esa caótica fase inicial de su vida, mientras que las divisas clásicas son un elemento más asentado en nuestra psique. De ahí que sea mucho más difícil engañarnos con ese tipo de informaciones a la hora de hablar de euros que lo que sería hablando de bitcoins.


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