Estimados compatriotas: Aparece en el periódico HOY del 7 de mayo del presente año, en la última página, un artículo de J.R. Alonso de la Torre titulado “El bisabuelo era orive”. Vale, muy bien. El bisabuelo de Alonso era de Ceclavín y por lo tanto el autor se explaya de lo lindo con sus raíces ceclavineras y con la importancia que tuvo, en otros tiempos, la orfebrería del oro en nuestro pueblo vecino.
Viene toda a cuento de que en la reciente Feria del Libro, de esta ciudad de Cáceres, ha sido presentado un libro titulado “Los orives. Orfebrería de filigrana en la provincia de Cáceres. Siglos XIX y XX” cuyo autor es Juan Manuel Valadés Sierra, que por cierto es el director del Museo de la capital. Vaya por delante que hasta ahora un servidor no ha tenido ocasión de leer dicho libro y, por causas que no vienen al caso, no pude estar en la presentación del libro susodicho. Habrá que leerlo, sin duda.
Lo que quiero comentar es que en el artículo de Alonso podemos leer: “lo de los orives era una artesanía secular característica de los pueblos de la zona: Zarza la Mayor, Ceclavín, Torrejoncillo…”. Y luego dice que el libro dice que la tradicional existencia de orives en la zona es porque en 1820 llegaron a Zarza siete orives portugueses de la zona de Braga, que luego se trasladaron a Ceclavín. ¿Ah, si?
Y saltaron luego a Torrejoncillo ¿no? ¿por dónde? Irían por la Carrera, esa vereda que atravesaba Bordones, Los Corrales, el baldío de Pescueza, etc, digo yo; porque si no pasarían por Acehúche, y a lo mejor se quedó allí alguno.
¿Vendrá en el libro de Valadés que en Acehúche hubo, que yo sepa, tres talleres de orives? Y seguramente antes hubo más, porque es que yo recuerdo tres, de los cuales no queda ninguno, claro; pero ni en Acehúche ni en Ceclavín ni en ningún lugar de la zona.
¿Qué tres? El padre de Lorenzo, Paulino, al que se conocía como Paulino el Orive; Cándido Julián, “Perdigón”, que se vino a Cáceres y cuyo hijo, José Luis, creo que sigue trabajando para joyerías cacereñas; y recuerdo el taller de Benito Valle, el padre de José María, cartero ya jubilado.
¿Y no tendría que ver con la presencia de tantos orives en la comarca el hecho de que el Tajo era ya conocido en tiempos de Roma como “Tagus auriferus”? El Tajo, el Alagón y lo que hoy decimos la Raya eran zonas ricas en oro, por lo tanto…no digo más. A ver qué dice el libro; pero, Alonso, en Acehúche también, que conste.