Digital Extremadura
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Esta semana “desayunábamos” (aquellos que tenemos la posibilidad de ingerir la primera comida de las cinco recomendadas por los nutricionistas), con un informe UNICEF sobre la carencias alimentarias de los niños en los países ricos. No quiere pensar en los niveles que alcanzaría ese informe si el estudio se hubiese realizado en países subdesarrollados.

El germen de esas carencias es la imposibilidad por parte de las familias de estos niños de adquirir alimentos, por tanto, nos topamos con una lacra humana: la pobreza, que se acrecienta si afecta a los niños.

Para atajar la pobreza debemos concienciarnos en activar políticas que incidan en acabar con el hambre, fomentar la vida sana, promover políticas activas de empleo digno, y ante todo, reducir las desigualdades.

Las Administraciones Públicas deben remover los obstáculos que impidan la plenitud de los derechos, esto es, que mayor derecho del ser humano, y de un niño, a una alimentación suficiente y sana.

Incentivar políticas contra la pobreza infantil, es dotar a esta sociedad de mecanismos eficaces para que nuestros niños crezcan sin carencias alimentarias.

Fomentar políticas contra el alto nivel de desempleo en hogares con todos sus miembros en paro, valorar como interés superior a la infancia en todas las políticas a desarrollar adecuando las ayudas y servicios a las necesidades específicas alimentarias del menor, promover el acceso a las actividades de ocio para los menores inmerso en pobreza infantil, entre otras.

El objetivo es luchar contra la injusticias e insolidaridad, es decir, contra la pobreza infantil, y ahí, todos a una, como Fuenteovejuna.


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