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«Qué mal nos acostumbró Alonso»

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Sainz, con su trofeo de tercero en Brasil
Sainz, con su trofeo de tercero en Brasil EFE

Lo dijo muchas veces Fernando Alonso y no en la época de McLaren final, sino en los últimos tramos con Ferrari, cuando sumaba los podios 95, 96 y 97. «A mi me saben a gloria, pero estamos mal acostumbrados, cuando pasen años sin un podio se volverá a saborear y valorar como se debe». Y qué razón tenía.

Porque han pasado más de cinco años desde el último podio español, Hungría 2014 con Ferrari. En España ya ni se celebraba, ‘¡bah, uno más!’, pero él seguía abriendo el champán y sonriendo porque sabía perfectamente lo duro que es subirse a esos tres peldaños del cajón.

Carlos Sainz, como De la Rosa en Hungría 2006, ha tenido que hacer una carrera prodigiosa para poderla sumar a la necesaria suerte de pilotar un coche inferior, el cuarto de la parrilla, si se quiere aspirar a cosas impensadas. Prodigiosa porque salía último por cambio de motor, y se ha pegado con los peores y con los grandes. En la salida adelantando hasta entrar entre los diez mejores, pasando a Checo Pérez en un interior de ensueño, a su propio compañero que salía mucho mejor y con una limpieza que habría firmado Binotto con Vettel y Leclerc.

Tuvo además dos resalidas sin cambiar a gomas frescas en los dos coches de seguridad, aguantó embestidas suicidas como la de Raikkonen al final de la carrera, pero sobre todo, hizo todo esto, la cuarta mejor remontada de la historia, ‘solo’ para poder estar cerca del horizonte de sucesos. Y ahí esperar a que pasen cosas. Y por fin, después de mucho remar, pasaron cosas y el que estaba ahí para rebañar fue Sainz y solo Sainz.

Se trata de un podio fabuloso, y más merecido que nunca, aunque antes ya lo hubiera merecido, pero ha venido justo cuando protagoniza su carrera más redonda. McLaren tampoco sumaba un podio desde hace cinco años. Los dos saben, como sabía Alonso y los demás recordamos ahora, lo duro que es pisar el podio y lo mal acostumbrados que estábamos al champán.


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