R. DEx, 6 de noviembre de 2025.- La coalición se presenta en Cáceres como una candidatura histórica que busca aglutinar el voto del descontento frente al bipartidismo de PP y PSOE. Sus líderes apuestan por una voz libre y fuerte para que Extremadura decida su propio destino y rompa con las políticas impuestas desde Madrid.
Un frente común ante el hartazgo
Extremadura tendrá en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre una opción nueva y con acento propio.
Juntos X Extremadura, Levanta y Cáceres Viva han sellado su coalición para presentarse juntos con un mensaje nítido: “Ha llegado el momento de que Extremadura decida por sí misma”.
Raúl González, fundador de Juntos X Extremadura, encabezará la lista por Cáceres; Fernando Baselga lo hará por Badajoz; y el presidente de Cáceres Viva, Francisco Alcántara, liderará en 2027 la candidatura al Ayuntamiento de Cáceres.
El anuncio se ha hecho en la capital cacereña, con la presencia de representantes de la plataforma Cacereños por Cáceres, que también apoya la unión.
González calificó la coalición de histórica y explicó que su objetivo es alcanzar el 5% de los votos y entrar en la Asamblea con “dos o tres diputados” que actúen de árbitros entre los grandes partidos.
“Queremos ser dique de contención ante las políticas que nos vienen de Madrid o de Cataluña. No es justo que Extremadura siga siendo más pobre por decisiones ajenas”, declaró.
Una alternativa al PP y al PSOE
La coalición aspira a capitalizar el descontento con los dos grandes partidos, en un contexto en el que María Guardiola (PP) enfrenta críticas por la falta de resultados en sus políticas autonómicas y Miguel Ángel Gallardo (PSOE) está marcado por su proceso judicial por el caso del enchufe de David Sánchez.
“Extremadura no puede seguir siendo patio trasero de nadie”, apuntó Estanislao Martín, coordinador de Levanta, quien defendió una voz “fuerte, libre y comprometida” que reclame una financiación justa, servicios públicos dignos y una política que no se decida en despachos lejanos. “Nos une el sentido común y el amor a esta tierra”, añadió.
Por su parte, Francisco Alcántara subrayó que el proyecto busca “tender puentes y dejar las ideologías en segundo plano”. “El voto útil, el voto moderado y el voto de la gente harta de los extremos, es el nuestro. No queremos que el destino de los extremeños se tire a la papelera de Madrid”, afirmó.
Pragmatismo y compromiso territorial
Los dirigentes regionalistas insisten en que no parten de dogmas, sino de una visión pragmática y de gestión. “Defenderemos la sanidad, la educación, el campo, el empleo, las empresas, la energía y el agua. Vamos a pelear por cada municipio de Extremadura”, prometió González, quien no descartó reclamar el propio gobierno de la región si los resultados lo permiten, siguiendo el ejemplo de Miguel Ángel Revilla en Cantabria. Respecto a posibles pactos, la respuesta fue clara: “Apoyaremos a quien haga realidad nuestro proyecto para el beneficio de todos los extremeños. Ni más ni menos”.
LUPA DEx
La coalición regionalista llega en el momento justo: un escenario político abierto, un PSOE debilitado y un PP que busca alternativas a Vox.
El mensaje cala en una ciudadanía que percibe que Madrid decide más que Mérida, y que los problemas de la región se eternizan entre discursos y promesas.
Si logran superar el listón del 5%, los regionalistas podrían convertirse en la bisagra política de Extremadura, pero sobre todo en el reflejo de un sentimiento creciente: el deseo de una voz propia, sin intermediarios ni consignas.






