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Revalorización de las pensiones, engañosa

ESPAÑADESTACADAOPINIÓN
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Los pensionistas han recibido un incremento en el importe bruto de sus pensiones del 8,5 % para el ejercicio 2023. Es lo que se ha incrementado el IPC general en España en el año 2022. En principio es una buena noticia para el bolsillo de los jubilados, que la han recibido con alegría, aunque como veremos cuando entremos en detalles, que la cosa no va a ser para tanto.

Llama poderosamente la atención el hecho de que mientras a los pensionistas les incrementan la pensión en un 8,5 %, la subida media de los salarios de los empleados públicos o privados está en el entorno del 3 %. Y, salvo reclamo electoralista que pensamos es de lo que se trata, no parece justa ni equitativa esta discriminación entre pasivos y activos que se va a dar en España este año. Lo que ocurre es que casi 10 millones de votantes pesan mucho en las decisiones.

Este importante incremento en las pensiones va a servir para acrecentar aún más la ya elevada deuda pública que tiene España y que mes a mes y año a año crece imparable. La pagaremos entre todos. Al tiempo.

Según datos del Ministerio de la Seguridad Social de diciembre de 2022, había en España 9.994.836 pensionistas, alrededor del 20 % de la población total, que perciben una pensión media de 1.094,27 € al mes (esta media incluye todo tipo de pensiones, contributivas o no) alcanzando la pensión media de jubilación la cantidad de 1.259,79 € mensuales. Las pensiones medias mensuales más altas se dan en el País Vasco 1.357,32 € con la media de jubilación en 1.543,82 € y en la Comunidad de Madrid con 1.272,04 € de pensión media y 1.460,37 € de pensión media de jubilación. Las más bajas corresponden a Extremadura con 906,51 € de pensión media y 1.049,37 € de pensión media de jubilación.

Para poder valorar bien la influencia real que la subida de las pensiones tiene en la economía de nuestra población retirada, es preciso analizar los componentes principales del gasto que han de afrontar aquellos que se han jubilado de la actividad laboral.

El componente de gasto de un jubilado medio, no es exactamente igual que el de un ciudadano medio que esté activo en España. La fracción de alimentación es bastante alta en el caso de los pensionistas, a lo que hay que añadir los gastos del hogar: agua, gas, electricidad, calefacción, gastos de comunidad y alquiler de vivienda en algunos casos y los relativos a la salud. Estos serían los gastos más importantes para ellos.

Considerando una pensión media de jubilación en España, el incremento del 8,5 % para el año 2023, supondrá la cantidad de 107,08 € mensuales, lo que representa 3,57 € /día considerando meses de 30 días.

Pero veremos a continuación, que debido a la peculiaridad del tipo de gastos que tiene un jubilado español, este tan cacareado incremento de las pensiones, es en realidad bastante menos recuperador del poder adquisitivo de nuestros jubilados, de lo que pudiera parecer.

Si consideramos que un jubilado medio destina la cuarta parte de su pensión (25 %) en gastos de alimentación para llenar su despensa – los estudios estiman una horquilla entre el 33 % y el 21 % para este fin – y la inflación en la componente de los alimentos ha subido un 15,7 % en el año 2022, la inflación real a la que tienen que hacer frente el jubilado es del 10,3 %. Este valor resulta de aplicar a la cuarta parte de la pensión (25 %) un valor de la inflación del 15,7 % por alimentación y para el resto (75 %) mantener el valor medio general del 8,5 %. Por lo tanto, la subida de su pensión del 8,5 % no llega a cubrir la inflación real a la que tienen que hacer frente. El pensionista tiene un déficit del 1,8 % que no le cubre la subida de su pensión. Esto si sólo consideramos el componente alimentario.

Algo parecido podría decirse de sus gastos en energía: gas, electricidad o calefacción que han experimentado subidas muy superiores a ese 8,5 % y que forman parte destacada del tipo de gastos a los que el pensionista tiene que hacer frente.

El coste de la electricidad se ha incrementado en un 34 % a lo largo del año 2022. Si consideramos que aproximadamente el pago por electricidad representa para un jubilado el 10 % de su pensión, tendríamos, aplicando los criterios anteriormente descritos, que en realidad la inflación soportada por un jubilado sería del 12,85 % en lugar del 8.5 % que es el valor del incremento.

Así que el desfase considerando la inflación real de la alimentación y de la energía sería de un 4,35 %, que no queda cubierto por la subida. Eso, para la media española.

En Extremadura, la situación es aún peor porque la inflación alimentaria alcanzó el 19,3 % y si mantenemos la de la energía, la inflación real de los pensionistas extremeños sería del 13,75 % por lo que tienen una brecha real sin cubrir del 5,25 %.

Como puede deducirse de todo lo anterior, los jubilados pueden estar relativamente satisfechos si se comparan con el resto de la población, pero seguirán perdiendo poder adquisitivo. Así que la revalorización de las pensiones, es favorable si se considera que los pensionistas suelen ser un sector muy necesitado, pero que no es como para lanzar las campanas al vuelo, ni tirar cohetes.

Además, ya veremos cuál es el resultado final para muchos pensionistas, si retocan los tipos del IRPF. Ya he comprobado que lo han hecho y en lugar del 8,5 % de incremento muchas pensiones se quedarán en un 7 o 7,5 % de subida real. Aunque aquí influirán distintas situaciones personales respecto de dicho impuesto.

Así que, esto es lo que hay. Es evidente que podría haber sido peor.


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