EDITORIAL DEX
El controvertido, polémico y peculiar, además de machista y tipo sin escrúpulos, Luis Rubiales, deja su cargo de presidente de la Real Federación Española de Fútbol este viernes 25 de agosto, festividad de San José de Calasanz, un pío escolapio que dedicó su vida a la educación de los niños pobres. No como este Rubiales, que ha dedicado los últimos cinco años de la suya a medrar, a imponer por las bravas su controvertido criterio, su muy personal prisma de afrontar su cargo con gran desfachatez y altanería y como ha demostrado el pasado domingo, día histórico para el fútbol femenino español como ya se sabe, a dar una triste y penosa nota pública con un escandaloso beso en los labios a una extraordinaria jugadora, Jenni Hermoso, » a quien no le ha gustado » tal reacción, como tampoco le han gustado a la opinión pública en general las reacciones de este tipo motrileño tocándose sus partes en pleno palco de honor, justo al lado de la reina Leticia y la princesa Sofía, ante el estupor de medio mundo.
Tales han sido la presión y las reacciones a nivel nacional e internacional, de la política, el deporte y la sociedad, y hasta, curiosamente, parte de las federaciones regionales que Rubiales dominaba en su totalidad, ya que él mismo, entre otros considerandos, avaló con cien mil euros anuales por presidencia a las diecinueve territoriales, que el ya tristemente famoso personajillo de tres al cuarto deja por fin la presidencia de la más alta institución futbolística española, y para más inri con vitola real, se supone que por la puerta de atrás y lleno de vergüenza, si es que le queda, porque hasta ahora no ha demostrado ni un ápice de saber estar y reaccionar y sí de malas formas, maneras y no digamos palabrería hortera y barata. Sus » falsas palabras de disculpas» ante el hecho de un beso robado e impuesto, le han redefinido como un ser abyecto, irrespetuoso y falto de delicadeza humana.
Rubiales lleva todo el día en Las Rozas madrileña, en la sede de la Federación, acorralado y dándole vueltas a un discurso de despedida, junto al equipo jurídico del ente deportivo, a sabiendas de que si no dimitiera se le inhabilitaría de su cargo » y no se sabe que sería peor», cuando además » ha perdido toda la credibilidad y su imagen está por los suelos».
Cara le ha costado una absurda y epatante reacción ante un triunfo histórico. A Rubiales le echan del fútbol español e internacional un inoportuno y mal dado beso y sus tristes y escandalosas consecuencias. Tanta paz deje como descanso, se supone, se lleva el, al fin y al cabo, este pobre ser humano que ha demostrado ser Luis Rubiales Béjar, ex futbolista y ya ex directivo, un tipo con un enorme sueldo, 650.000 euros anuales más prebendas varias, pero que solo tiene dinero y mala educación, y no digamos falta de respeto y consideración a la mujer en sí, como ha quedado bien demostrado siendo tan machista como exhala por todos los poros de su presencia.